Este artículo analiza la percepción de las funcionarias del Ministerio de la Mujer (MINMUJER) y de los Centros Regionales de Referencia (CRM) sobre la descentralización y la gestión presupuestaria en Paraguay. A partir de una encuesta aplicada a 27 funcionarias, se identifica una paradoja institucional: si bien el 70,4 % reconoce que la descentralización favorecería la gestión, dos tercios perciben una estructura organizacional centralizada. Además, aunque la planificación presupuestaria se califica como “participativa” (66,7 %) y la articulación como “bien coordinada” (77,8 %), la ejecución nunca se considera “suficiente” y el principal obstáculo percibido es la falta de recursos presupuestarios (70,4 %). El análisis multivariado revela dos perfiles claramente diferenciados: uno crítico, predominante en los CRM, y otro más conformista, asociado al nivel central. Estos hallazgos evidencian una descentralización incipiente y simbólica, que limita la capacidad de los CRM para responder de manera efectiva a las necesidades de las mujeres víctimas de violencia de género. Se recomienda crear un subprograma presupuestario específico para los CRM, fortalecer capacidades técnicas en gestión financiera y formalizar mecanismos de coordinación interinstitucional.
This article examines the perceptions of officials from the Ministry of Women (MINMUJER) and Regional Reference Centers (CRMs) regarding decentralization and budget management in Paraguay. Based on a survey of 27 female officials, the study identifies an institutional paradox: while 70.4% recognize that decentralization could enhance institutional management, two-thirds perceive the organizational structure as centralized. Although budget planning is described as “participatory” (66.7%) and inter-institutional coordination as “well coordinated” (77.8%), budget execution is consistently rated as “insufficient,” with limited financial resources (70.4%) cited as the main obstacle. A multivariate analysis reveals two differentiated profiles: a critical one, predominant among CRM staff, and a more conformist one, associated with central-level officials. Overall, the findings indicate an incipient and largely symbolic decentralization that constrains the CRMs’ capacity to effectively address the needs of women affected by gender-based violence. The study recommends establishing a dedicated budget subprogram for CRMs, strengthening financial management capacities, and formalizing inter-institutional coordination mechanisms.