Criterio. Revista Multidisciplinaria 

Volumen 5 | No. 8 | Abril - septiembre 2025

https:// revistacriterio.org

ISSN: 3006-2586 / ISSN-L: 3006-2586

http://doi.org/10.62319/criterio.v.5i8.35  

Páginas 57 – 70

 

Relación entre estilos de crianza y resiliencia en adolescentes de educación secundaria

 

Relationship between parenting styles and resilience in secondary school adolescents

 

Rodolfo Guarachi Ramos

rodolfo.guarachi@uab.edu.bo

https://orcid.org/0000-0001-5955-0849

Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia

 

Evelyn Muruchi Romero

evelyn.muruchi@uab.edu.bo

https://orcid.org/0009-0008-6219-7562

Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia

 

Artículo recibido 10 de diciembre de 2024 / Arbitrado 27 de diciembre de 2024 / Aceptado 10 marzo 2025 / Publicado 05 de abril de 2025

 

RESUMEN

La presente investigación tuvo como objetivo determinar la relación entre los estilos de crianza y el nivel de resiliencia en estudiantes de quinto de secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX América”, ubicada en Llallagua, durante el año 2024. El estudio se desarrolló bajo un enfoque cuantitativo, con un diseño descriptivo-correlacional y de tipo no experimental. Para la recolección de datos se aplicaron la Escala de Estilos de Crianza de Steinberg y la Escala de Resiliencia de Wagnild y Young. Los resultados revelaron que el estilo de crianza autoritativo presenta una correlación positiva y significativa con el nivel de resiliencia (r = 0.519), mientras que el estilo autoritario (r = -0.261) y el permisivo (r = -0.331) muestran relaciones negativas y significativas. Asimismo, se evidenció una relación negativa débil con el estilo negligente (r = -0.173) y el estilo mixto (r = -0.164). Se concluye que, a medida que los estilos de crianza adoptan características más positivas, el nivel de resiliencia en los estudiantes tiende a incrementarse. Estos hallazgos destacan la importancia de promover estilos de crianza que fortalezcan el desarrollo emocional y adaptativo de los adolescentes.

 

Palabras clave: Estilos de crianza; Resiliencia; Adolescencia

 

ABSTRACT

The present research aimed to determine the relationship between parenting styles and the level of resilience in fifth-grade students of the "Siglo XX América" Educational Unit, located in Llallagua, during the year 2024. The study was developed under a quantitative approach, with a descriptive-correlational and non-experimental design. For data collection, the Steinberg Parenting Styles Scale and the Wagnild and Young Resilience Scale were applied. The results revealed that the authoritative parenting style presents a positive and significant correlation with the level of resilience (r = 0.519), while the authoritarian (r = -0.261) and permissive styles (r = -0.331) show negative and significant relationships. Likewise, a weak negative relationship was evidenced with the neglectful style (r = -0.173) and the mixed style (r = -0.164). It is concluded that as parenting styles adopt more positive characteristics, students' resilience levels tend to increase. These findings highlight the importance of promoting parenting styles that strengthen adolescents' emotional and adaptive development.

 

Keywords: Parenting styles; Resilience; Adolescence

 

INTRODUCCIÓN

La crianza de los hijos suele ser una tarea difícil para los padres, pues no existe una fórmula que funcione para todos los individuos. La calidad de las relaciones que establecen los menores desde su infancia influye considerablemente en su desarrollo posterior. Transformándose así la familia en una de las instituciones más importantes en el crecimiento y desarrollo del individuo. Es la célula primordial que le otorga estructura a la sociedad y la educación que recibe el niño dentro de ella constituirá la base para su comportamiento posterior. Este comportamiento será en parte una réplica de lo que sus padres practican y en parte una elaboración personal de lo que el niño ha observado, valorado y vivido con aquellos.

El contexto familiar se constituye como el núcleo fundamental de la sociedad, siendo el espacio en el que inicia el proceso educativo y se establecen las bases de las relaciones interpersonales (Gubbins, 2002). Este entorno no solo actúa como una de las primeras instituciones formativas, sino que también facilita el desarrollo social y emocional de los niños. Bornstein (2002) y Torio (2003) destacan la importancia del ambiente familiar en el desarrollo de competencias lingüísticas y en la internalización de valores esenciales para la integración social (Maccoby y Martin, 1983). La investigación en este campo es relevante para la psicología, ya que provee información valiosa sobre los factores que inciden en el desarrollo socioemocional de los jóvenes y contribuye a la identificación de estrategias efectivas para promover su bienestar emocional.

En este sentido, varios autores han destacado la importancia de los estilos de crianza en el desarrollo humano. Baumrind (1967) definió tres estilos parentales: autoritario, democrático y permisivo, observando que el estilo democrático favorece la competencia social y emocional en adolescentes. Evans y Myers (1996) subrayan la importancia de un entorno de apoyo emocional para el desarrollo de la resiliencia infantil, mientras que Céspedes et al. (2005) respaldan esta afirmación al indicar que las prácticas de crianza positivas son esenciales para el desarrollo integral de los jóvenes. Además, Elvira-Valdés y Pujol (2014) plantean la necesidad de adaptar los estilos de crianza a contextos culturales específicos, y Berryman et al. (2016) asocian el enfoque autoritativo con un rendimiento académico favorable.

Los progenitores cumplen un rol clave en la transmisión de principios, valores y hábitos, asegurando la continuidad intergeneracional. Steinberg y Morris (2001) amplió la clasificación de estilos parentales, distinguiendo cinco tipos: autoritativo, autoritario, permisivo, negligente y mixto. En un estudio posterior, Steinberg (2005) describe el estilo autoritativo, caracterizado por altos niveles de apoyo emocional y una disciplina firme, como el que fomenta un desarrollo emocional y social más saludable en los adolescentes. Según el autor, “el estilo autoritativo, basado en la reciprocidad y la comunicación abierta, promueve un entorno propicio para el desarrollo” (p. 75).

Por otro lado, la resiliencia es definida por Wagnild y Young (1993) como la capacidad de un individuo para enfrentar y superar situaciones adversas. Estos autores plantean que “la resiliencia no es una característica innata, sino que se desarrolla a través de la interacción entre factores personales, familiares y sociales” (p. 95). Esta perspectiva sugiere que la resiliencia no depende únicamente de características individuales, sino también de las condiciones familiares, especialmente en relación con el rol de los padres como cuidadores. De este modo, los estilos de crianza juegan un papel fundamental en el fomento o inhibición de la resiliencia, ya que influyen en la formación de habilidades emocionales y de afrontamiento en los adolescentes.

En la investigación académica, se han realizado varios estudios sobre la relación entre los estilos de crianza y la resiliencia en diversos contextos. Por ejemplo, Rojas (2018), de la Universidad Nacional Federico Villarreal de Perú, investigó la relación entre los estilos de crianza y la resiliencia en 200 estudiantes de un centro preuniversitario de Lima, con edades de 15 a 17 años. La investigación, de tipo descriptivo-correlacional y diseño no experimental, utilizó la Escala de Estilos de Crianza de Steinert y la Escala de Resiliencia de Wagnild y Young como instrumentos. Los resultados indicaron una relación significativa entre las dimensiones de autonomía psicológica y compromiso con la resiliencia. Los estudiantes mostraron un nivel medio de resiliencia, y el estilo de crianza predominante fue el autoritario.

Por otro lado, Hinojosa y Vásquez (2020) realizaron un estudio correlacional no experimental con 152 adolescentes de 14 a 17 años en una institución educativa de Comas, Lima. Aunque no se halló una relación directa entre los estilos de crianza y la resiliencia en general, se observó que el compromiso parental estaba significativamente asociado con altos niveles de resiliencia, lo que sugiere que el apoyo y la comprensión de los padres son clave para la adaptación frente a adversidades. Además, se detectó una asociación entre el estilo autoritario y un mayor nivel de resiliencia.

Ccapcha (2021), en un estudio con 70 estudiantes de quinto de secundaria en la Institución Educativa Carlos Wiesse de Perú, determinó que la resiliencia se relaciona positivamente con el estilo democrático de crianza (r=0,35) y negativamente con los estilos negligente (r=-0,15), autoritario (r=-0,54) y permisivo (r=-0,62). Los resultados sugieren que los adolescentes que perciben un estilo democrático en sus padres presentan mayores niveles de resiliencia, mientras que aquellos que perciben estilos negligentes, autoritarios o permisivos tienden a tener niveles más bajos.

En el contexto nacional, Conde (2019) investigó la relación entre los estilos de crianza y la resiliencia en adolescentes de 16 a 18 años en el Centro de Educación Alternativa Sagrados Corazones B de La Paz, empleando un diseño correlacional y una muestra no probabilística de 20 participantes. Los resultados, obtenidos con los cuestionarios de Modos de Crianza de Schaeffer y la Escala de Resiliencia Mexicana (RESI-M), indican que las madres ejercen una influencia más marcada en el desarrollo de la resiliencia, aunque se reconoce también la importancia del rol paterno, aunque en menor grado. El estilo más predominante en los adolescentes es el democrático y mismo que se relaciona de mejor manera con la resiliencia de los participantes.

Finalmente, Quiróz (2020) exploró la relación entre los estilos de socialización parental y las conductas agresivas en estudiantes de 1.º a 3.º de secundaria de la Unidad Educativa Abraham Reyes en La Paz. Usando un enfoque cualitativo y un diseño no experimental con 200 participantes, aplicó la Escala de Estilos de Socialización Parental y el Cuestionario de Agresión de Buss y Perry. Los resultados sugieren una relación significativa entre los estilos parentales percibidos y los comportamientos agresivos, destacando que tanto la figura paterna como la materna eran percibidas como autoritativas.

En conjunto, estos estudios evidencian que los estilos de crianza influyen significativamente en el desarrollo de la resiliencia. Actualmente, los estilos de crianza ejercidos por los padres han experimentado transformaciones debido a los cambios socioeconómicos y políticos derivados de la globalización y la posmodernidad (Infante y Martínez, 2016).

Se concluye que investigar los estilos de crianza y la resiliencia en adolescentes es esencial, dado su impacto en el desarrollo emocional y social. Comprender cómo estos estilos afectan la capacidad de afrontamiento es crucial en contextos como Llallagua, marcado por la inestabilidad económica y los retos sociales derivados de la minería. La resiliencia es vital para que los jóvenes se adapten a condiciones adversas, lo que resalta la necesidad de investigar cómo la cultura local y las condiciones económicas inciden en el desarrollo de esta capacidad.

En consecuencia, la investigación tuvo como objetivo analizar la relación entre los estilos de crianza y los niveles de resiliencia en estudiantes de quinto grado de secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX América” en Llallagua, Potosí, Bolivia, durante la gestión 2024. Se partió de la hipótesis de que existía una correlación significativa entre ambos factores, esperando una relación positiva entre el estilo autoritativo de crianza y un mayor nivel de resiliencia. Se anticipó que los adolescentes criados con apoyo emocional y control razonable mostrarían mayor capacidad para enfrentar adversidades, mientras que aquellos con estilos permisivos o autoritarios tendrían menor resiliencia.

 

MÉTODO

El enfoque de esta investigación se basó en un paradigma positivista, orientado hacia el análisis de la realidad social y de comportamientos específicos. Se optó por una metodología cuantitativa, ya que los datos recopilados fueron procesados en forma numérica. El diseño adoptado fue no experimental, dado que no se manipularon variables ni se establecieron grupos de control o experimentales. En su lugar, la información se obtuvo observando el fenómeno tal como se presentó en el contexto real de la población. Este estudio se clasificó como descriptivo-correlacional, ya que se analizaron las variables de forma independiente, con el objetivo de describirlas y evaluar su grado de relación.

La población de estudio consistió en 192 estudiantes de quinto grado de secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX América”. Se utilizó un muestreo no probabilístico, bajo criterios de inclusión y exclusión; así, la muestra final estuvo compuesta por 176 estudiantes: 83 varones y 93 mujeres que cumplieron con los criterios establecidos, tales como pertenecer a la institución educativa mencionada, estar en quinto grado, ser estudiantes regulares, tener entre 15 y 17 años y mostrar predisposición voluntaria. Los criterios de exclusión incluyeron pertenecer a otro rango de edad, ser estudiante irregular y no formar parte del quinto grado de secundaria

 

Tabla 1. Dimensiones definidas de cada Escala.

Variables

Dimensiones

Cuestionario

Estilos de crianza

Compromiso

Escala de Estilos de Crianza

Steinberg y Morris (2001)

Adaptada en Perú por Merino (2005)

Autonomía psicológica

Control conductual

Nivel de resiliencia

Ecuanimidad

Escala de resiliencia (Wagnild y Young, 1993).

Perseverancia

Confianza en sí mismo

Satisfacción personal

Sentirse solo

Nota: Escalas de Steinberg y Morris (2001) - Wagnild y Young, 1993.

 

La Escala de Estilos de Crianza está diseñada para evaluar a individuos de entre 11 y 19 años. Su validez varía entre 0,41 y 0,67, mientras que su fiabilidad, calculada con el coeficiente Alfa de Cronbach, alcanza un valor de 0,90. Este instrumento consta de 26 preguntas, de las cuales 18 permiten respuestas en una escala de 1 ("muy en desacuerdo") a 4 ("muy de acuerdo"). Los ítems 19 y 20 ofrecen siete posibles respuestas, y los ítems 21 y 22 proporcionan tres opciones. La interpretación de las respuestas se realiza de manera directa utilizando una escala tipo Likert. El propósito de esta herramienta es clasificar los estilos de crianza (autoritario, democrático, permisivo, negligente y mixto), los cuales se describen a través de tres dimensiones que se detallan en la Cuadro 1.

En cuanto a la Escala de Resiliencia de Wagnild y Young (1993), está compuesta por 27 ítems y también utiliza una escala tipo Likert. Los valores de las respuestas van de 1 ("totalmente en desacuerdo") a 7 ("totalmente de acuerdo"). Este instrumento tiene como objetivo evaluar el nivel de resiliencia, categorizando los resultados en niveles alto, medio, bajo y muy bajo, con una puntuación máxima de 175 y mínima de 25. Los niveles de resiliencia se determinan según las dimensiones que se describen en la Cuadro 1.

Para llevar a cabo la investigación, se solicitó previamente la autorización al director distrital de Llallagua para realizar la recolección de datos de la población objeto de estudio. La recolección de datos se efectuó de manera presencial, en horarios previamente coordinados con la dirección de la Unidad Educativa “Siglo XX América”, utilizando cuestionarios impresos. En el proceso de investigación, se realizó una prueba piloto de ambas escalas, la cual resultó en una confiabilidad de 0,824 para la Escala de Estilos de Crianza y de 0,865 para la Escala de Resiliencia, según el coeficiente Alfa de Cronbach. Finalmente, para el análisis estadístico, se utilizó el programa SPSS (Statistical Package for the Social Sciences), versión 27, que facilitó la introducción de los datos y permitió calcular la confiabilidad y validez de los instrumentos empleados en la investigación.

 

RESULTADOS

Después de aplicar la Escala de Estilos de Crianza y la Escala de Resiliencia a 176 estudiantes de quinto grado de secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX América”, se tabularon los datos de ambos tests, los cuales se presentan a continuación. En este contexto, la Escala de Estilos de Crianza identifica cinco estilos parentales, todos los cuales fueron reconocidos en la población objeto de estudio, como se puede observar en la Tabla 1. De los 176 estudiantes, el 72% presentan un estilo parental autoritativo, que es el más prevalente. Este estilo es seguido por el estilo permisivo y el estilo mixto, cada uno representando el 18%. Posteriormente, se encuentra el estilo autoritario con un 10% y, por último, el estilo negligente con un 2%.

 

Tabla 2. Estilos de crianza

Estilos de crianza

Frecuencia

Porcentaje

Padres autoritativos

Padres negligentes

Padres autoritarios

Padres permisivos

Padres mixtos

127

3

10

18

18

72

2

6

10

10

Total

176

100

Nota: Steinberg y Morris (2001) y adaptada en Perú por Merino (2005).

 

En relación con el nivel de resiliencia de los estudiantes, el cual se puede apreciar de manera detallada en la Tabla 2, se observa que la mayor incidencia corresponde al nivel medio de resiliencia, alcanzando un notable 88%. Este nivel se caracteriza por la capacidad de los estudiantes para enfrentar y adaptarse a situaciones desafiantes de manera efectiva. Este nivel medio es seguido por el nivel alto de resiliencia, que representa un 63%, indicando que una proporción considerable de estudiantes demuestra habilidades notables para afrontar adversidades y superar obstáculos. Por último, se encuentra el nivel bajo de resiliencia, que se refleja en un 25% de los estudiantes, sugiriendo que, aunque este porcentaje es menor, aún hay un grupo significativo que podría estar experimentando dificultades en la gestión de situaciones adversas.

Estos datos en conjunto indican la predominancia de un nivel de resiliencia moderado entre los estudiantes que forman parte de la población objeto de estudio. Este hallazgo destaca la importancia de fomentar y fortalecer la resiliencia en los jóvenes, ya que un nivel medio de resiliencia puede ser un indicativo de la necesidad de intervención y apoyo adicional para aquellos que enfrentan desafíos, asegurando así su desarrollo emocional y social en un entorno educativo.

 

Tabla 3. Nivel de resiliencia

Nivel de resiliencia

Frecuencia

Porcentaje

Bajo

Medio

Alto

25

88

63

15

50

35

Total

176

100

Nota: Wagnild y Young, 1993.

 

Tabla 4. Correlación de los Estilos de Crianza y el nivel de resiliencia

 

Estilos de crianza

Nivel de resiliencia

Estilos de crianza

Correlación de Pearson

1

,408

Sig. (bilateral)

 

,000

N

176

176

Nivel de resiliencia

Correlación de Pearson

,408**

1

Sig. (bilateral)

,000

 

N

176

176

Nota. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).

 

Tomando en cuenta que en la investigación se analizan dos hipótesis, las mismas que son:

- H0 No hay correlación significativa entre los estilos de crianza y los niveles de resiliencia en los estudiantes de quito de secundaria de la Unidad educativa “Siglo XX América” em la gestión 2024.

- H1 Hay correlación significativa entre los estilos de crianza y los niveles de resiliencia en los estudiantes de quito de secundaria de la Unidad educativa “Siglo XX América” em la gestión 2024.

De acuerdo con lo planteado, se rechaza la hipótesis nula (H0) y se acepta la hipótesis alternativa (H1). Esto implica que existen resultados que respaldan la afirmación de que los estilos de crianza impactan en el desarrollo de la resiliencia de los estudiantes. Entre los resultados que apoyan esta conclusión se encuentra el valor de significación (sig.) bilateral, que es 0,000. Este valor indica que la correlación es estadísticamente significativa al nivel de 0,01. Adicionalmente, el coeficiente de correlación de Pearson es 0,408, lo que sugiere una correlación positiva moderada entre ambas variables. Esto significa que, a medida que los estilos de crianza se tornan más positivos, también tiende a aumentar el nivel de resiliencia de los estudiantes.

Asimismo, al considerar la correlación entre las dos variables involucradas y los resultados que se han presentado, la Tabla 4, que corresponde al análisis factorial, revela que el estilo parental muy fuerte está representado por los padres autoritativos. Este estilo de crianza se caracteriza por un equilibrio entre la demanda y el apoyo emocional, lo que se traduce en un alto nivel de resiliencia en los adolescentes. Este hallazgo denota que la crianza autoritativa proporciona un entorno propicio y favorable que no solo apoya el crecimiento personal, sino que también fomenta el desarrollo de la resiliencia entre los jóvenes.

La investigación de Baumrind (1967) subraya que el estilo autoritativo no solo mejora la competencia social y emocional de los adolescentes, sino que también promueve una mayor autoestima y habilidades interpersonales efectivas. Estos aspectos pueden contribuir significativamente a un mejor rendimiento académico y a un manejo efectivo de las adversidades que enfrentan en su vida diaria. En contraste, los estilos de crianza negativos, como el autoritario y el negligente, han sido asociados con resultados adversos en el desarrollo de los jóvenes, creando un entorno que puede limitar su capacidad para enfrentar y adaptarse a desafíos futuros (Smith y Johnson, 2020).

 

Tabla 5. Análisis factorial de los Estilos de Crianza y el nivel de resiliencia.

Categorías

Estilos

F

%

1

Estilo parental muy débil

Negligente

2

1%

2

Estilos parentales débil

Autoritario

7

4%

3

Estilo parental neutro

Mixto

41

23%

4

Estilo parental fuerte

Permisivo

47

27%

5

Estilo parental muy fuerte

Autoritativo

79

45%

 

Total

 

176

100%

 

Por otro lado, se llevó a cabo un análisis inferencial de los resultados con el objetivo de evaluar la correlación entre los cinco estilos de crianza y el nivel de resiliencia de los estudiantes. Todos estos resultados se pueden apreciar en la Tabla 5.

En el estilo de "Padres autoritativos", se observa un coeficiente de correlación de Pearson de 0,519, lo que revela una relación positiva moderada y significativa entre los padres autoritativos y el nivel de resiliencia. Este hallazgo sugiere que, a medida que aumenta la presencia de este estilo de crianza, también tiende a elevarse el nivel de resiliencia en los estudiantes.

Por otro lado, en el estilo de "Padres autoritarios", se obtuvo un coeficiente de Pearson de -0,261, lo que indica una relación negativa moderada con el nivel de resiliencia. Este resultado sugiere que, con la predominancia y el incremento del estilo autoritario, el nivel de resiliencia de los estudiantes tiende a disminuir. Así, los estudiantes que crecen en un entorno de crianza autoritaria suelen presentar una capacidad reducida para enfrentar y adaptarse a las adversidades.

Además, en el estilo de "Padres permisivos", se registra un coeficiente de correlación de Pearson de -0,331, lo que también señala una relación negativa moderada con el nivel de resiliencia. Este hallazgo indica que los estudiantes que se desarrollan en un ambiente de crianza permisivo tienden a mostrar una menor habilidad para afrontar y adaptarse a las dificultades.

En relación con el estilo de "Padres negligentes", el coeficiente de correlación de Pearson es -0,173, lo que denota una relación negativa débil entre el estilo de crianza negligente y resiliencia. Aunque esta correlación es menos pronunciada en comparación con otros estilos de crianza, sugiere que los estudiantes que se desarrollan en contextos negligentes pueden encontrar dificultades para manejar y adaptarse a situaciones adversas.

Por último, el estilo de "Padres mixtos" presenta un coeficiente de correlación de Pearson de -0,164, lo que indica una relación negativa débil entre este estilo de crianza y el nivel de resiliencia. Este resultado sugiere que, a medida que aumenta la presencia de un estilo de crianza mixto, el nivel de resiliencia de los estudiantes tiende a experimentar una ligera disminución. Aunque la correlación es débil en comparación con otros estilos, implica que los estudiantes que crecen en un entorno de crianza mixto pueden desarrollar una capacidad algo inferior para enfrentar y adaptarse a las adversidades

Al examinar la correlación entre los cinco estilos de crianza y el nivel de resiliencia, se observa que estos influyen significativamente en la resiliencia de los estudiantes. El estilo autoritativo se vincula con una mayor capacidad para enfrentar dificultades, mientras que los estilos autoritario, permisivo, negligente y mixto muestran una influencia negativa.

 

Tabla 6. Correlación de los estilos de crianza (estilos de padres) con el nivel de resiliencia

 

Estilos de crianza (estilos de padres)

 

Resiliencia

Rho de Pearson

Padres autoritativos

Coeficiente de correlación

0,519

Sig. (bilateral)

0,000

N

176

Padres autoritarios

Coeficiente de correlación

-0,261

Sig. (bilateral)

0,000

N

176

Padres permisivos

Coeficiente de correlación

-0,331

Sig. (bilateral)

0,000

N

176

Padres negligentes

Coeficiente de correlación

-0,173

Sig. (bilateral)

0,022

N

176

Padres mixtos

Coeficiente de correlación

-0,164

Sig. (bilateral)

0,030

N

176

Nota. Datos inferenciales de las dimensiones de la escala de crianzas y resiliencia.

 

DISCUSIÓN

La investigación sobre la relación entre los estilos de crianza y el nivel de resiliencia ha cobrado gran relevancia en el ámbito de la psicología del desarrollo. Los datos obtenidos en este estudio sugieren que existe una correlación moderada entre los estilos de crianza y la resiliencia en los adolescentes de quito de secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX - América”. En particular, se revela que ciertos estilos de crianza fomentan el desarrollo de habilidades resilientes, mientras que otros pueden obstaculizar este proceso. En concordancia, Baumrind y estudios posteriores han demostrado que los estilos de crianza pueden influir significativamente en la capacidad de los adolescentes para manejar el estrés y superar las adversidades. Los estilos más equilibrados, como el autoritativo, tienden a facilitar el desarrollo de la resiliencia, ya que promueven un entorno seguro y desafiante a la vez, que favorece la autonomía, la autoconfianza y la toma de decisiones responsables. Por el contrario, los estilos autoritarios, permisivos o negligentes pueden dificultar el proceso de adaptación emocional y la capacidad para gestionar situaciones difíciles de manera efectiva.

En cuanto a los resultados obtenidos sobre los estilos de crianza, el estilo autoritativo fue el más predominante, representando el 72% de la población. Este hallazgo concuerda con estudios previos, como el de Hinojosa y Vásquez (2020), quienes también identificaron el estilo autoritativo como el más frecuente, con un 75.5% en su muestra. De manera similar, Rojas (2018) reportó que el 81% de su población de estudio presentó un estilo de crianza democrático, representado principalmente por la dimensión "compromiso", lo cual se asemeja al perfil autoritativo. Estas investigaciones fueron realizadas en contextos comparables, tanto en términos de características poblacionales como geográficas, ya que ambos estudios se llevaron a cabo en Perú.

En relación con los niveles de resiliencia, se observó que el nivel moderado fue el más prevalente, representando el 50% de la muestra, seguido por el nivel alto con un 35% y el nivel bajo con un 15%. Este hallazgo es consistente con los resultados de estudios previos. Por ejemplo, en el estudio de Ccapcha (2021), el 60% de la población presentó un nivel alto de resiliencia, seguido por un nivel muy alto (37.1%) y un nivel intermedio (2.9%). De manera similar, Rojas (2018) identificó que el nivel más frecuente en su investigación fue el nivel medio, con un 44.5%. Estas similitudes sugieren que el contexto socioambiental podría tener un impacto significativo en los niveles de resiliencia.

Los resultados inferenciales de la correlación entre los estilos de crianza y la resiliencia muestran varios puntos importantes que merecen ser discutidos a profundidad. El estilo de crianza autoritativo mostró la correlación más fuerte y positiva (r = 0.519) con la resiliencia. Esto sugiere que los padres que establecen límites claros y consistentes, al mismo tiempo que fomentan la independencia y el pensamiento crítico, favorecen un mejor ajuste social y emocional, así como el desarrollo de competencias sociales y habilidades afectivas para el afrontamiento.

Estos resultados coinciden con los hallazgos de Hinojoza y Vásquez, quienes reportaron una correlación significativa (p = 0.001) con una relación directa, concluyendo que el equilibrio entre normas claras y apoyo emocional promueve una resiliencia efectiva. Un estudio similar es el de Ccapcha, quien obtuvo una correlación positiva (r = 0.35), demostrando que los participantes que perciben a sus padres como democráticos presentan altos niveles de resiliencia.

Además, se ha encontrado que los adolescentes con padres autoritativos exhiben niveles más bajos de problemas de conducta y una mayor resiliencia en comparación con sus pares criados bajo estilos menos efectivos (Steinberg, 2005). Estos resultados están en consonancia con los obtenidos por Quiroz (2020), donde se determinó que existe una alta relación entre los estilos parentales permisivos y los comportamientos agresivos.

En contraste, el estilo de crianza autoritario presentó una correlación negativa de r = -0.261 con la resiliencia, lo que sugiere que los estudiantes con este estilo de crianza mostraron un nivel bajo de resiliencia. Esto indica que la falta de afecto, el alto control estricto y el enfoque en la obediencia afectan negativamente el desarrollo socioemocional de los adolescentes. De manera similar, Rojas (2018) encontró una relación negativa entre estas dos variables, evidenciando que el estilo autoritario de crianza se asociaba con una baja resiliencia. Asimismo, Ccapcha (2021) reportó un coeficiente de correlación de rho = -0.544, lo que indicó que los participantes que percibían a sus padres como autoritarios presentaban niveles más bajos de autoestima.

Por otro lado, se analizó la relación entre el estilo permisivo y el nivel de resiliencia. Esta correlación mostró una relación negativa más fuerte (-0.331) que el estilo autoritario, lo que indica que las características de este estilo afectan negativamente el nivel de resiliencia en los adolescentes. Esto sugiere que los padres excesivamente afectuosos, con escasas reglas y dificultades para establecer límites, pueden generar en sus hijos dificultades en el afrontamiento de situaciones adversas.

En concordancia con estos resultados, Quiróz (2020) encontró que los adolescentes criados por padres permisivos presentaban niveles más altos de problemas de conducta y menor capacidad de afrontamiento en comparación con aquellos criados por padres autoritativos. Esta carencia de habilidades en la regulación emocional puede limitar su capacidad para manejar situaciones difíciles, reduciendo así su resiliencia. En consecuencia, aunque los padres permisivos brindan amor y apoyo, podrían estar, sin intención, obstaculizando la capacidad de sus hijos para enfrentar adversidades

Así también se estudió la correlación entre el estilo de crianza negligente y el nivel de resiliencia, arrojando una correlación negativa baja (r = -0.173). Este resultado sugiere que los estudiantes que se desarrollan en contextos negligentes pueden enfrentar dificultades para manejar y adaptarse a situaciones adversas. Esto indica que el bajo nivel de involucramiento, la falta de apoyo emocional y las carencias en las normas parentales afectan negativamente el nivel de resiliencia.

En relación con estos hallazgos, existen tanto similitudes como discrepancias con estudios previos. Ccapcha (2021) obtuvo un resultado de correlación similar (r = -0.15), encontrando que la negligencia se asociaba con niveles más bajos de resiliencia en adolescentes. Sin embargo, los resultados de Rojas (2018) difieren, ya que encontró que los estudiantes con un estilo de crianza negligente presentaban altos niveles de resiliencia. Este hallazgo fue observado en casi la mitad de su población, lo que sugiere que el estilo de crianza negligente tiene un impacto variable en el nivel de resiliencia, dependiendo de otros factores contextuales.

Por último, se analizó la correlación entre el estilo de crianza mixto y el nivel de resiliencia, obteniendo una correlación negativa (r = -0.164). Este resultado sugiere que a medida que aumenta la presencia de un estilo de crianza mixto, el nivel de resiliencia de los estudiantes tiende a experimentar una ligera disminución. Es decir, el alto afecto, el alto control y las bajas demandas asociadas con este estilo afectan la resiliencia de los adolescentes.

Estos resultados coinciden con los hallazgos de Hinojoza y Vásquez, quienes también encontraron que los estudiantes criados bajo un estilo de crianza mixto presentaban un nivel de resiliencia moderado. Esto indica que este estilo de crianza puede tener un impacto negativo en el nivel de resiliencia de los adolescentes.

Esta investigación destaca la necesidad de explorar las interacciones entre los estilos de crianza y la resiliencia. Los resultados subrayan la importancia de realizar estudios longitudinales que permitan observar la relación entre estas variables en distintos contextos y a lo largo del tiempo, contribuyendo así a una comprensión más profunda del impacto de los estilos de crianza en el desarrollo de la resiliencia.

 

CONCLUSIONES

La investigación sobre la relación entre los estilos de crianza y la resiliencia en adolescentes de la Unidad Educativa "Siglo XX América" ha revelado hallazgos que subrayan la influencia crítica del contexto familiar en el desarrollo emocional y social de los jóvenes. Los resultados indican que el estilo de crianza autoritativo está asociado con niveles más altos de resiliencia. Este estilo, caracterizado por un equilibrio entre expectativas claras y apoyo emocional, facilita el desarrollo de habilidades socioemocionales, promoviendo una mayor capacidad para enfrentar adversidades. Este hallazgo coincide con investigaciones previas que destacan cómo la crianza autoritativa fomenta un ambiente seguro, favoreciendo la capacidad de afrontamiento y la autonomía emocional.

En contraste, los estilos autoritario y permisivo se correlacionan negativamente con la resiliencia, sugiriendo que estas modalidades obstaculizan la capacidad de los adolescentes para enfrentar y superar dificultades. El estilo autoritario, con control rígido y poca expresión de afecto, puede limitar las habilidades emocionales de los jóvenes. De manera similar, el estilo permisivo, con falta de límites, puede generar adolescentes con dificultades para enfrentar desafíos debido a la ausencia de estructuras claras y habilidades de autogestión. Ambos enfoques dificultan el desarrollo de competencias emocionales y sociales necesarias para afrontar la adversidad.

Además, los resultados muestran que una proporción considerable de estudiantes tiene un nivel medio de resiliencia, sugiriendo que, aunque muchos adolescentes tienen herramientas para enfrentar desafíos, un grupo podría beneficiarse de intervenciones adicionales para fortalecer su capacidad de recuperación, especialmente en contextos socioeconómicos vulnerables como Llallagua, donde factores externos pueden impactar negativamente en el bienestar emocional de los adolescentes.

La correlación significativa entre los estilos de crianza y los niveles de resiliencia refuerza la necesidad de intervenir en las prácticas de crianza dentro del contexto educativo y psicológico. Proporcionar a los padres recursos y capacitación sobre estilos de crianza positivos podría mejorar la relación familiar y contribuir al desarrollo integral de los adolescentes, promoviendo su bienestar emocional y académico. Este enfoque también resalta la importancia de crear programas que sensibilicen sobre el impacto de los estilos de crianza en el desarrollo de habilidades clave para la resiliencia.

Por último, los hallazgos de este estudio reafirman que la calidad del entorno familiar desempeña un papel esencial en el desarrollo de la resiliencia en los adolescentes. Los estilos de crianza autoritativos favorecen un ambiente de apoyo emocional, crucial para el fortalecimiento de las capacidades de adaptación y recuperación frente a las dificultades. Este estudio resalta la necesidad de políticas y programas que promuevan la educación de los padres sobre la importancia de un estilo de crianza equilibrado y saludable, orientado a fortalecer las competencias resilientes en los adolescentes.

 

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