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Criterio. Revista Multidisciplinaria
Volumen 5 | No. 8 | Abril - septiembre 2025 https:// revistacriterio.org ISSN: 3006-2586 / ISSN-L: 3006-2586 http://doi.org/10.62319/criterio.v.5i8.35 Páginas 57 – 70 |
Relación entre estilos de crianza y resiliencia en adolescentes de
educación secundaria
Relationship
between parenting styles and resilience in secondary school adolescents
Rodolfo Guarachi Ramos
rodolfo.guarachi@uab.edu.bo
https://orcid.org/0000-0001-5955-0849
Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia
Evelyn Muruchi Romero
evelyn.muruchi@uab.edu.bo
https://orcid.org/0009-0008-6219-7562
Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia
Artículo recibido 10 de diciembre de 2024 / Arbitrado 27 de diciembre de
2024 / Aceptado 10 marzo 2025 / Publicado 05 de abril de 2025
RESUMEN
La presente
investigación tuvo como objetivo determinar la relación entre los estilos de
crianza y el nivel de resiliencia en estudiantes de quinto de secundaria de la
Unidad Educativa “Siglo XX América”, ubicada en Llallagua, durante el año 2024.
El estudio se desarrolló bajo un enfoque cuantitativo, con un diseño
descriptivo-correlacional y de tipo no experimental. Para la recolección de
datos se aplicaron la Escala de Estilos de Crianza de Steinberg y la Escala de
Resiliencia de Wagnild y Young. Los resultados
revelaron que el estilo de crianza autoritativo presenta una correlación
positiva y significativa con el nivel de resiliencia (r = 0.519), mientras que
el estilo autoritario (r = -0.261) y el permisivo (r = -0.331) muestran
relaciones negativas y significativas. Asimismo, se evidenció una relación
negativa débil con el estilo negligente (r = -0.173) y el estilo mixto (r =
-0.164). Se concluye que, a medida que los estilos de crianza adoptan
características más positivas, el nivel de resiliencia en los estudiantes
tiende a incrementarse. Estos hallazgos destacan la importancia de promover
estilos de crianza que fortalezcan el desarrollo emocional y adaptativo de los
adolescentes.
Palabras
clave: Estilos de crianza; Resiliencia; Adolescencia
ABSTRACT
The present research aimed to determine the relationship between parenting styles and the level of resilience
in fifth-grade students of the "Siglo XX
América" Educational Unit,
located in Llallagua, during
the year 2024. The study was
developed under a quantitative approach, with a descriptive-correlational
and non-experimental design. For
data collection, the
Steinberg Parenting Styles Scale and the Wagnild
and Young Resilience Scale were applied. The
results revealed that the authoritative
parenting style presents a positive and significant
correlation with the level of
resilience (r = 0.519), while
the authoritarian (r =
-0.261) and permissive styles
(r = -0.331) show negative and significant relationships. Likewise, a weak negative relationship was evidenced with
the neglectful style (r = -0.173) and the mixed style (r = -0.164). It is concluded
that as parenting styles adopt more positive characteristics, students' resilience levels tend to increase.
These findings highlight the importance
of promoting parenting styles that strengthen adolescents' emotional and
adaptive development.
Keywords: Parenting
styles; Resilience; Adolescence
INTRODUCCIÓN
La crianza de
los hijos suele ser una tarea difícil para los padres, pues no existe una
fórmula que funcione para todos los individuos. La calidad de las relaciones
que establecen los menores desde su infancia influye considerablemente en su
desarrollo posterior. Transformándose así la familia en una de las
instituciones más importantes en el crecimiento y desarrollo del individuo. Es
la célula primordial que le otorga estructura a la sociedad y la educación que
recibe el niño dentro de ella constituirá la base para su comportamiento
posterior. Este comportamiento será en parte una réplica de lo que sus padres
practican y en parte una elaboración personal de lo que el niño ha observado,
valorado y vivido con aquellos.
El contexto
familiar se constituye como el núcleo fundamental de la sociedad, siendo el
espacio en el que inicia el proceso educativo y se establecen las bases de las
relaciones interpersonales (Gubbins, 2002). Este
entorno no solo actúa como una de las primeras instituciones formativas, sino
que también facilita el desarrollo social y emocional de los niños. Bornstein (2002) y Torio (2003) destacan la importancia del
ambiente familiar en el desarrollo de competencias lingüísticas y en la
internalización de valores esenciales para la integración social (Maccoby y Martin, 1983). La investigación en este campo es
relevante para la psicología, ya que provee información valiosa sobre los
factores que inciden en el desarrollo socioemocional de los jóvenes y
contribuye a la identificación de estrategias efectivas para promover su
bienestar emocional.
En este sentido,
varios autores han destacado la importancia de los estilos de crianza en el
desarrollo humano. Baumrind (1967) definió tres
estilos parentales: autoritario, democrático y permisivo, observando que el
estilo democrático favorece la competencia social y emocional en adolescentes.
Evans y Myers (1996) subrayan la importancia de un entorno de apoyo emocional para
el desarrollo de la resiliencia infantil, mientras que Céspedes
et al. (2005) respaldan esta afirmación al indicar que las prácticas de crianza
positivas son esenciales para el desarrollo integral de los jóvenes. Además,
Elvira-Valdés y Pujol (2014) plantean la necesidad de adaptar los estilos de
crianza a contextos culturales específicos, y Berryman et al. (2016) asocian el
enfoque autoritativo con un rendimiento académico favorable.
Los progenitores
cumplen un rol clave en la transmisión de principios, valores y hábitos,
asegurando la continuidad intergeneracional. Steinberg y Morris (2001) amplió
la clasificación de estilos parentales, distinguiendo cinco tipos:
autoritativo, autoritario, permisivo, negligente y mixto. En un estudio
posterior, Steinberg (2005) describe el estilo autoritativo, caracterizado por
altos niveles de apoyo emocional y una disciplina firme, como el que fomenta un
desarrollo emocional y social más saludable en los adolescentes. Según el
autor, “el estilo autoritativo, basado en la reciprocidad y la comunicación
abierta, promueve un entorno propicio para el desarrollo” (p. 75).
Por otro lado,
la resiliencia es definida por Wagnild y Young (1993)
como la capacidad de un individuo para enfrentar y superar situaciones
adversas. Estos autores plantean que “la resiliencia no es una característica
innata, sino que se desarrolla a través de la interacción entre factores
personales, familiares y sociales” (p. 95). Esta perspectiva sugiere que la
resiliencia no depende únicamente de características individuales, sino también
de las condiciones familiares, especialmente en relación con el rol de los
padres como cuidadores. De este modo, los estilos de crianza juegan un papel
fundamental en el fomento o inhibición de la resiliencia, ya que influyen en la
formación de habilidades emocionales y de afrontamiento en los adolescentes.
En la
investigación académica, se han realizado varios estudios sobre la relación
entre los estilos de crianza y la resiliencia en diversos contextos. Por
ejemplo, Rojas (2018), de la Universidad Nacional Federico Villarreal de Perú,
investigó la relación entre los estilos de crianza y la resiliencia en 200
estudiantes de un centro preuniversitario de Lima, con edades de 15 a 17 años.
La investigación, de tipo descriptivo-correlacional y diseño no experimental,
utilizó la Escala de Estilos de Crianza de Steinert y
la Escala de Resiliencia de Wagnild y Young como
instrumentos. Los resultados indicaron una relación significativa entre las
dimensiones de autonomía psicológica y compromiso con la resiliencia. Los
estudiantes mostraron un nivel medio de resiliencia, y el estilo de crianza
predominante fue el autoritario.
Por otro lado,
Hinojosa y Vásquez (2020) realizaron un estudio correlacional no experimental
con 152 adolescentes de 14 a 17 años en una institución educativa de Comas,
Lima. Aunque no se halló una relación directa entre los estilos de crianza y la
resiliencia en general, se observó que el compromiso parental estaba
significativamente asociado con altos niveles de resiliencia, lo que sugiere
que el apoyo y la comprensión de los padres son clave para la adaptación frente
a adversidades. Además, se detectó una asociación entre el estilo autoritario y
un mayor nivel de resiliencia.
Ccapcha (2021), en un estudio con 70 estudiantes de quinto de secundaria en la
Institución Educativa Carlos Wiesse de Perú, determinó que la resiliencia se
relaciona positivamente con el estilo democrático de crianza (r=0,35) y
negativamente con los estilos negligente (r=-0,15), autoritario (r=-0,54) y
permisivo (r=-0,62). Los resultados sugieren que los adolescentes que perciben
un estilo democrático en sus padres presentan mayores niveles de resiliencia,
mientras que aquellos que perciben estilos negligentes, autoritarios o
permisivos tienden a tener niveles más bajos.
En el contexto
nacional, Conde (2019) investigó la relación entre los estilos de crianza y la
resiliencia en adolescentes de 16 a 18 años en el Centro de Educación
Alternativa Sagrados Corazones B de La Paz, empleando un diseño correlacional y
una muestra no probabilística de 20 participantes. Los resultados, obtenidos
con los cuestionarios de Modos de Crianza de Schaeffer
y la Escala de Resiliencia Mexicana (RESI-M), indican
que las madres ejercen una influencia más marcada en el desarrollo de la
resiliencia, aunque se reconoce también la importancia del rol paterno, aunque
en menor grado. El estilo más predominante en los adolescentes es el
democrático y mismo que se relaciona de mejor manera con la resiliencia de los
participantes.
Finalmente, Quiróz (2020) exploró la relación entre los estilos de
socialización parental y las conductas agresivas en estudiantes de 1.º a 3.º de
secundaria de la Unidad Educativa Abraham Reyes en La Paz. Usando un enfoque
cualitativo y un diseño no experimental con 200 participantes, aplicó la Escala
de Estilos de Socialización Parental y el Cuestionario de Agresión de Buss y Perry. Los resultados sugieren una relación
significativa entre los estilos parentales percibidos y los comportamientos
agresivos, destacando que tanto la figura paterna como la materna eran
percibidas como autoritativas.
En conjunto,
estos estudios evidencian que los estilos de crianza influyen
significativamente en el desarrollo de la resiliencia. Actualmente, los estilos
de crianza ejercidos por los padres han experimentado transformaciones debido a
los cambios socioeconómicos y políticos derivados de la globalización y la
posmodernidad (Infante y Martínez, 2016).
Se concluye que
investigar los estilos de crianza y la resiliencia en adolescentes es esencial,
dado su impacto en el desarrollo emocional y social. Comprender cómo estos
estilos afectan la capacidad de afrontamiento es crucial en contextos como
Llallagua, marcado por la inestabilidad económica y los retos sociales
derivados de la minería. La resiliencia es vital para que los jóvenes se
adapten a condiciones adversas, lo que resalta la necesidad de investigar cómo
la cultura local y las condiciones económicas inciden en el desarrollo de esta
capacidad.
En consecuencia,
la investigación tuvo como objetivo analizar la relación entre los estilos de
crianza y los niveles de resiliencia en estudiantes de quinto grado de
secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX América” en Llallagua, Potosí,
Bolivia, durante la gestión 2024. Se partió de la hipótesis de que existía una
correlación significativa entre ambos factores, esperando una relación positiva
entre el estilo autoritativo de crianza y un mayor nivel de resiliencia. Se
anticipó que los adolescentes criados con apoyo emocional y control razonable
mostrarían mayor capacidad para enfrentar adversidades, mientras que aquellos
con estilos permisivos o autoritarios tendrían menor resiliencia.
MÉTODO
El enfoque de
esta investigación se basó en un paradigma positivista, orientado hacia el
análisis de la realidad social y de comportamientos específicos. Se optó por
una metodología cuantitativa, ya que los datos recopilados fueron procesados en
forma numérica. El diseño adoptado fue no experimental, dado que no se
manipularon variables ni se establecieron grupos de control o experimentales.
En su lugar, la información se obtuvo observando el fenómeno tal como se
presentó en el contexto real de la población. Este estudio se clasificó como
descriptivo-correlacional, ya que se analizaron las variables de forma
independiente, con el objetivo de describirlas y evaluar su grado de relación.
La población de
estudio consistió en 192 estudiantes de quinto grado de secundaria de la Unidad
Educativa “Siglo XX América”. Se utilizó un muestreo no probabilístico, bajo
criterios de inclusión y exclusión; así, la muestra final estuvo compuesta por
176 estudiantes: 83 varones y 93 mujeres que cumplieron con los criterios
establecidos, tales como pertenecer a la institución educativa mencionada,
estar en quinto grado, ser estudiantes regulares, tener entre 15 y 17 años y
mostrar predisposición voluntaria. Los criterios de exclusión incluyeron
pertenecer a otro rango de edad, ser estudiante irregular y no formar parte del
quinto grado de secundaria
Tabla
1. Dimensiones definidas de cada Escala.
Variables |
Dimensiones |
Cuestionario |
Estilos de crianza |
Compromiso |
Escala de Estilos de Crianza Steinberg
y Morris (2001) Adaptada
en Perú por Merino (2005) |
Autonomía
psicológica |
||
Control
conductual |
||
Nivel de resiliencia |
Ecuanimidad |
Escala de resiliencia (Wagnild y Young, 1993). |
Perseverancia |
||
Confianza
en sí mismo |
||
Satisfacción personal |
||
Sentirse
solo |
Nota:
Escalas de Steinberg y Morris (2001) - Wagnild y
Young, 1993.
La Escala de
Estilos de Crianza está diseñada para evaluar a individuos de entre 11 y 19
años. Su validez varía entre 0,41 y 0,67, mientras que su fiabilidad, calculada
con el coeficiente Alfa de Cronbach, alcanza un valor de 0,90. Este instrumento
consta de 26 preguntas, de las cuales 18 permiten respuestas en una escala de 1
("muy en desacuerdo") a 4 ("muy de acuerdo"). Los ítems 19
y 20 ofrecen siete posibles respuestas, y los ítems 21 y 22 proporcionan tres
opciones. La interpretación de las respuestas se realiza de manera directa
utilizando una escala tipo Likert. El propósito de esta herramienta es
clasificar los estilos de crianza (autoritario, democrático, permisivo,
negligente y mixto), los cuales se describen a través de tres dimensiones que
se detallan en la Cuadro 1.
En cuanto a la
Escala de Resiliencia de Wagnild y Young (1993), está
compuesta por 27 ítems y también utiliza una escala tipo Likert. Los valores de
las respuestas van de 1 ("totalmente en desacuerdo") a 7
("totalmente de acuerdo"). Este instrumento tiene como objetivo
evaluar el nivel de resiliencia, categorizando los resultados en niveles alto,
medio, bajo y muy bajo, con una puntuación máxima de 175 y mínima de 25. Los
niveles de resiliencia se determinan según las dimensiones que se describen en
la Cuadro 1.
Para llevar a
cabo la investigación, se solicitó previamente la autorización al director
distrital de Llallagua para realizar la recolección de datos de la población
objeto de estudio. La recolección de datos se efectuó de manera presencial, en
horarios previamente coordinados con la dirección de la Unidad Educativa “Siglo
XX América”, utilizando cuestionarios impresos. En el proceso de investigación,
se realizó una prueba piloto de ambas escalas, la cual resultó en una
confiabilidad de 0,824 para la Escala de Estilos de Crianza y de 0,865 para la
Escala de Resiliencia, según el coeficiente Alfa de Cronbach. Finalmente, para
el análisis estadístico, se utilizó el programa SPSS (Statistical
Package for the Social Sciences), versión 27,
que facilitó la introducción de los datos y permitió calcular la confiabilidad
y validez de los instrumentos empleados en la investigación.
RESULTADOS
Después de
aplicar la Escala de Estilos de Crianza y la Escala de Resiliencia a 176
estudiantes de quinto grado de secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX
América”, se tabularon los datos de ambos tests, los
cuales se presentan a continuación. En este contexto, la Escala de Estilos de
Crianza identifica cinco estilos parentales, todos los cuales fueron
reconocidos en la población objeto de estudio, como se puede observar en la
Tabla 1. De los 176 estudiantes, el 72% presentan un estilo parental autoritativo,
que es el más prevalente. Este estilo es seguido por el estilo permisivo y el
estilo mixto, cada uno representando el 18%. Posteriormente, se encuentra el
estilo autoritario con un 10% y, por último, el estilo negligente con un 2%.
Tabla
2. Estilos de crianza
Estilos
de crianza |
Frecuencia |
Porcentaje |
Padres
autoritativos Padres
negligentes Padres
autoritarios Padres
permisivos Padres
mixtos |
127 3 10 18 18 |
72 2 6 10 10 |
Total |
176 |
100 |
Nota:
Steinberg y Morris (2001) y adaptada en Perú por Merino (2005).
En relación con
el nivel de resiliencia de los estudiantes, el cual se puede apreciar de manera
detallada en la Tabla 2, se observa que la mayor incidencia corresponde al
nivel medio de resiliencia, alcanzando un notable 88%. Este nivel se
caracteriza por la capacidad de los estudiantes para enfrentar y adaptarse a
situaciones desafiantes de manera efectiva. Este nivel medio es seguido por el
nivel alto de resiliencia, que representa un 63%, indicando que una proporción
considerable de estudiantes demuestra habilidades notables para afrontar
adversidades y superar obstáculos. Por último, se encuentra el nivel bajo de
resiliencia, que se refleja en un 25% de los estudiantes, sugiriendo que,
aunque este porcentaje es menor, aún hay un grupo significativo que podría
estar experimentando dificultades en la gestión de situaciones adversas.
Estos datos en
conjunto indican la predominancia de un nivel de resiliencia moderado entre los
estudiantes que forman parte de la población objeto de estudio. Este hallazgo
destaca la importancia de fomentar y fortalecer la resiliencia en los jóvenes,
ya que un nivel medio de resiliencia puede ser un indicativo de la necesidad de
intervención y apoyo adicional para aquellos que enfrentan desafíos, asegurando
así su desarrollo emocional y social en un entorno educativo.
Tabla
3. Nivel de resiliencia
Nivel de resiliencia |
Frecuencia |
Porcentaje |
Bajo Medio Alto |
25 88 63 |
15 50 35 |
Total |
176 |
100 |
Nota:
Wagnild y Young, 1993.
Tabla
4. Correlación de los Estilos de Crianza y el nivel de
resiliencia
|
Estilos
de crianza |
Nivel
de resiliencia |
|
Estilos de crianza |
Correlación de Pearson |
1 |
,408 |
Sig. (bilateral) |
|
,000 |
|
N |
176 |
176 |
|
Nivel de resiliencia |
Correlación de Pearson |
,408** |
1 |
Sig. (bilateral) |
,000 |
|
|
N |
176 |
176 |
Nota.
La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).
Tomando en
cuenta que en la investigación se analizan dos hipótesis, las mismas que son:
- H0 No hay
correlación significativa entre los estilos de crianza y los niveles de
resiliencia en los estudiantes de quito de secundaria de la Unidad educativa
“Siglo XX América” em la gestión 2024.
- H1 Hay
correlación significativa entre los estilos de crianza y los niveles de
resiliencia en los estudiantes de quito de secundaria de la Unidad educativa
“Siglo XX América” em la gestión 2024.
De acuerdo con
lo planteado, se rechaza la hipótesis nula (H0) y se acepta la hipótesis
alternativa (H1). Esto implica que existen resultados que respaldan la
afirmación de que los estilos de crianza impactan en el desarrollo de la
resiliencia de los estudiantes. Entre los resultados que apoyan esta conclusión
se encuentra el valor de significación (sig.) bilateral, que es 0,000. Este
valor indica que la correlación es estadísticamente significativa al nivel de
0,01. Adicionalmente, el coeficiente de correlación de Pearson es 0,408, lo que
sugiere una correlación positiva moderada entre ambas variables. Esto significa
que, a medida que los estilos de crianza se tornan más positivos, también
tiende a aumentar el nivel de resiliencia de los estudiantes.
Asimismo, al
considerar la correlación entre las dos variables involucradas y los resultados
que se han presentado, la Tabla 4, que corresponde al análisis factorial,
revela que el estilo parental muy fuerte está representado por los padres
autoritativos. Este estilo de crianza se caracteriza por un equilibrio entre la
demanda y el apoyo emocional, lo que se traduce en un alto nivel de resiliencia
en los adolescentes. Este hallazgo denota que la crianza autoritativa
proporciona un entorno propicio y favorable que no solo apoya el crecimiento
personal, sino que también fomenta el desarrollo de la resiliencia entre los
jóvenes.
La investigación
de Baumrind (1967) subraya que el estilo autoritativo
no solo mejora la competencia social y emocional de los adolescentes, sino que
también promueve una mayor autoestima y habilidades interpersonales efectivas.
Estos aspectos pueden contribuir significativamente a un mejor rendimiento
académico y a un manejo efectivo de las adversidades que enfrentan en su vida
diaria. En contraste, los estilos de crianza negativos, como el autoritario y
el negligente, han sido asociados con resultados adversos en el desarrollo de
los jóvenes, creando un entorno que puede limitar su capacidad para enfrentar y
adaptarse a desafíos futuros (Smith y Johnson, 2020).
Tabla
5. Análisis factorial de los Estilos de Crianza y el
nivel de resiliencia.
Categorías |
Estilos |
F |
% |
|
1 |
Estilo parental muy débil |
Negligente |
2 |
1% |
2 |
Estilos parentales débil |
Autoritario |
7 |
4% |
3 |
Estilo parental neutro |
Mixto |
41 |
23% |
4 |
Estilo parental fuerte |
Permisivo |
47 |
27% |
5 |
Estilo parental muy fuerte |
Autoritativo |
79 |
45% |
|
Total |
|
176 |
100% |
Por otro lado,
se llevó a cabo un análisis inferencial de los resultados con el objetivo de
evaluar la correlación entre los cinco estilos de crianza y el nivel de
resiliencia de los estudiantes. Todos estos resultados se pueden apreciar en la
Tabla 5.
En el estilo de
"Padres autoritativos", se observa un coeficiente de correlación de
Pearson de 0,519, lo que revela una relación positiva moderada y significativa
entre los padres autoritativos y el nivel de resiliencia. Este hallazgo sugiere
que, a medida que aumenta la presencia de este estilo de crianza, también
tiende a elevarse el nivel de resiliencia en los estudiantes.
Por otro lado,
en el estilo de "Padres autoritarios", se obtuvo un coeficiente de
Pearson de -0,261, lo que indica una relación negativa moderada con el nivel de
resiliencia. Este resultado sugiere que, con la predominancia y el incremento
del estilo autoritario, el nivel de resiliencia de los estudiantes tiende a
disminuir. Así, los estudiantes que crecen en un entorno de crianza autoritaria
suelen presentar una capacidad reducida para enfrentar y adaptarse a las
adversidades.
Además, en el
estilo de "Padres permisivos", se registra un coeficiente de
correlación de Pearson de -0,331, lo que también señala una relación negativa
moderada con el nivel de resiliencia. Este hallazgo indica que los estudiantes
que se desarrollan en un ambiente de crianza permisivo tienden a mostrar una
menor habilidad para afrontar y adaptarse a las dificultades.
En relación con
el estilo de "Padres negligentes", el coeficiente de correlación de
Pearson es -0,173, lo que denota una relación negativa débil entre el estilo de
crianza negligente y resiliencia. Aunque esta correlación es menos pronunciada
en comparación con otros estilos de crianza, sugiere que los estudiantes que se
desarrollan en contextos negligentes pueden encontrar dificultades para manejar
y adaptarse a situaciones adversas.
Por último, el
estilo de "Padres mixtos" presenta un coeficiente de correlación de
Pearson de -0,164, lo que indica una relación negativa débil entre este estilo
de crianza y el nivel de resiliencia. Este resultado sugiere que, a medida que
aumenta la presencia de un estilo de crianza mixto, el nivel de resiliencia de
los estudiantes tiende a experimentar una ligera disminución. Aunque la
correlación es débil en comparación con otros estilos, implica que los
estudiantes que crecen en un entorno de crianza mixto pueden desarrollar una
capacidad algo inferior para enfrentar y adaptarse a las adversidades
Al examinar la
correlación entre los cinco estilos de crianza y el nivel de resiliencia, se
observa que estos influyen significativamente en la resiliencia de los
estudiantes. El estilo autoritativo se vincula con una mayor capacidad para
enfrentar dificultades, mientras que los estilos autoritario, permisivo,
negligente y mixto muestran una influencia negativa.
Tabla
6. Correlación de los estilos de crianza (estilos de
padres) con el nivel de resiliencia
|
Estilos
de crianza (estilos de padres) |
|
Resiliencia |
Rho
de Pearson |
Padres
autoritativos |
Coeficiente
de correlación |
0,519 |
Sig. (bilateral) |
0,000 |
||
N |
176 |
||
Padres autoritarios |
Coeficiente de correlación |
-0,261 |
|
Sig.
(bilateral) |
0,000 |
||
N |
176 |
||
Padres
permisivos |
Coeficiente
de correlación |
-0,331 |
|
Sig. (bilateral) |
0,000 |
||
N |
176 |
||
Padres negligentes |
Coeficiente de correlación |
-0,173 |
|
Sig.
(bilateral) |
0,022 |
||
N |
176 |
||
Padres
mixtos |
Coeficiente
de correlación |
-0,164 |
|
Sig. (bilateral) |
0,030 |
||
N |
176 |
Nota.
Datos inferenciales de las dimensiones de la escala de crianzas y resiliencia.
DISCUSIÓN
La investigación
sobre la relación entre los estilos de crianza y el nivel de resiliencia ha
cobrado gran relevancia en el ámbito de la psicología del desarrollo. Los datos
obtenidos en este estudio sugieren que existe una correlación moderada entre
los estilos de crianza y la resiliencia en los adolescentes de quito de
secundaria de la Unidad Educativa “Siglo XX - América”. En particular, se
revela que ciertos estilos de crianza fomentan el desarrollo de habilidades
resilientes, mientras que otros pueden obstaculizar este proceso. En
concordancia, Baumrind y estudios posteriores han
demostrado que los estilos de crianza pueden influir significativamente en la
capacidad de los adolescentes para manejar el estrés y superar las
adversidades. Los estilos más equilibrados, como el autoritativo, tienden a
facilitar el desarrollo de la resiliencia, ya que promueven un entorno seguro y
desafiante a la vez, que favorece la autonomía, la autoconfianza y la toma de
decisiones responsables. Por el contrario, los estilos autoritarios, permisivos
o negligentes pueden dificultar el proceso de adaptación emocional y la
capacidad para gestionar situaciones difíciles de manera efectiva.
En cuanto a los
resultados obtenidos sobre los estilos de crianza, el estilo autoritativo fue
el más predominante, representando el 72% de la población. Este hallazgo
concuerda con estudios previos, como el de Hinojosa y Vásquez (2020), quienes
también identificaron el estilo autoritativo como el más frecuente, con un
75.5% en su muestra. De manera similar, Rojas (2018) reportó que el 81% de su
población de estudio presentó un estilo de crianza democrático, representado
principalmente por la dimensión "compromiso", lo cual se asemeja al
perfil autoritativo. Estas investigaciones fueron realizadas en contextos
comparables, tanto en términos de características poblacionales como
geográficas, ya que ambos estudios se llevaron a cabo en Perú.
En relación con
los niveles de resiliencia, se observó que el nivel moderado fue el más
prevalente, representando el 50% de la muestra, seguido por el nivel alto con
un 35% y el nivel bajo con un 15%. Este hallazgo es consistente con los
resultados de estudios previos. Por ejemplo, en el estudio de Ccapcha (2021), el 60% de la población presentó un nivel
alto de resiliencia, seguido por un nivel muy alto (37.1%) y un nivel
intermedio (2.9%). De manera similar, Rojas (2018) identificó que el nivel más
frecuente en su investigación fue el nivel medio, con un 44.5%. Estas
similitudes sugieren que el contexto socioambiental podría tener un impacto
significativo en los niveles de resiliencia.
Los resultados
inferenciales de la correlación entre los estilos de crianza y la resiliencia
muestran varios puntos importantes que merecen ser discutidos a profundidad. El
estilo de crianza autoritativo mostró la correlación más fuerte y positiva (r =
0.519) con la resiliencia. Esto sugiere que los padres que establecen límites
claros y consistentes, al mismo tiempo que fomentan la independencia y el
pensamiento crítico, favorecen un mejor ajuste social y emocional, así como el
desarrollo de competencias sociales y habilidades afectivas para el
afrontamiento.
Estos resultados
coinciden con los hallazgos de Hinojoza y Vásquez, quienes reportaron una
correlación significativa (p = 0.001) con una relación directa, concluyendo que
el equilibrio entre normas claras y apoyo emocional promueve una resiliencia
efectiva. Un estudio similar es el de Ccapcha, quien
obtuvo una correlación positiva (r = 0.35), demostrando que los participantes
que perciben a sus padres como democráticos presentan altos niveles de
resiliencia.
Además, se ha
encontrado que los adolescentes con padres autoritativos exhiben niveles más
bajos de problemas de conducta y una mayor resiliencia en comparación con sus
pares criados bajo estilos menos efectivos (Steinberg, 2005). Estos resultados
están en consonancia con los obtenidos por Quiroz (2020), donde se determinó
que existe una alta relación entre los estilos parentales permisivos y los
comportamientos agresivos.
En contraste, el
estilo de crianza autoritario presentó una correlación negativa de r = -0.261
con la resiliencia, lo que sugiere que los estudiantes con este estilo de
crianza mostraron un nivel bajo de resiliencia. Esto indica que la falta de
afecto, el alto control estricto y el enfoque en la obediencia afectan
negativamente el desarrollo socioemocional de los adolescentes. De manera
similar, Rojas (2018) encontró una relación negativa entre estas dos variables,
evidenciando que el estilo autoritario de crianza se asociaba con una baja
resiliencia. Asimismo, Ccapcha (2021) reportó un
coeficiente de correlación de rho = -0.544, lo que indicó que los participantes
que percibían a sus padres como autoritarios presentaban niveles más bajos de
autoestima.
Por otro lado,
se analizó la relación entre el estilo permisivo y el nivel de resiliencia.
Esta correlación mostró una relación negativa más fuerte (-0.331) que el estilo
autoritario, lo que indica que las características de este estilo afectan
negativamente el nivel de resiliencia en los adolescentes. Esto sugiere que los
padres excesivamente afectuosos, con escasas reglas y dificultades para
establecer límites, pueden generar en sus hijos dificultades en el
afrontamiento de situaciones adversas.
En concordancia
con estos resultados, Quiróz (2020) encontró que los
adolescentes criados por padres permisivos presentaban niveles más altos de
problemas de conducta y menor capacidad de afrontamiento en comparación con
aquellos criados por padres autoritativos. Esta carencia de habilidades en la
regulación emocional puede limitar su capacidad para manejar situaciones
difíciles, reduciendo así su resiliencia. En consecuencia, aunque los padres
permisivos brindan amor y apoyo, podrían estar, sin intención, obstaculizando
la capacidad de sus hijos para enfrentar adversidades
Así también se
estudió la correlación entre el estilo de crianza negligente y el nivel de
resiliencia, arrojando una correlación negativa baja (r = -0.173). Este
resultado sugiere que los estudiantes que se desarrollan en contextos
negligentes pueden enfrentar dificultades para manejar y adaptarse a
situaciones adversas. Esto indica que el bajo nivel de involucramiento, la
falta de apoyo emocional y las carencias en las normas parentales afectan
negativamente el nivel de resiliencia.
En relación con
estos hallazgos, existen tanto similitudes como discrepancias con estudios
previos. Ccapcha (2021) obtuvo un resultado de
correlación similar (r = -0.15), encontrando que la negligencia se asociaba con
niveles más bajos de resiliencia en adolescentes. Sin embargo, los resultados
de Rojas (2018) difieren, ya que encontró que los estudiantes con un estilo de
crianza negligente presentaban altos niveles de resiliencia. Este hallazgo fue
observado en casi la mitad de su población, lo que sugiere que el estilo de
crianza negligente tiene un impacto variable en el nivel de resiliencia,
dependiendo de otros factores contextuales.
Por último, se
analizó la correlación entre el estilo de crianza mixto y el nivel de
resiliencia, obteniendo una correlación negativa (r = -0.164). Este resultado
sugiere que a medida que aumenta la presencia de un estilo de crianza mixto, el
nivel de resiliencia de los estudiantes tiende a experimentar una ligera
disminución. Es decir, el alto afecto, el alto control y las bajas demandas
asociadas con este estilo afectan la resiliencia de los adolescentes.
Estos resultados
coinciden con los hallazgos de Hinojoza y Vásquez, quienes también encontraron
que los estudiantes criados bajo un estilo de crianza mixto presentaban un
nivel de resiliencia moderado. Esto indica que este estilo de crianza puede
tener un impacto negativo en el nivel de resiliencia de los adolescentes.
Esta
investigación destaca la necesidad de explorar las interacciones entre los
estilos de crianza y la resiliencia. Los resultados subrayan la importancia de
realizar estudios longitudinales que permitan observar la relación entre estas
variables en distintos contextos y a lo largo del tiempo, contribuyendo así a
una comprensión más profunda del impacto de los estilos de crianza en el
desarrollo de la resiliencia.
CONCLUSIONES
La investigación
sobre la relación entre los estilos de crianza y la resiliencia en adolescentes
de la Unidad Educativa "Siglo XX América" ha revelado hallazgos que
subrayan la influencia crítica del contexto familiar en el desarrollo emocional
y social de los jóvenes. Los resultados indican que el estilo de crianza
autoritativo está asociado con niveles más altos de resiliencia. Este estilo,
caracterizado por un equilibrio entre expectativas claras y apoyo emocional,
facilita el desarrollo de habilidades socioemocionales, promoviendo una mayor
capacidad para enfrentar adversidades. Este hallazgo coincide con
investigaciones previas que destacan cómo la crianza autoritativa fomenta un
ambiente seguro, favoreciendo la capacidad de afrontamiento y la autonomía
emocional.
En contraste,
los estilos autoritario y permisivo se correlacionan negativamente con la
resiliencia, sugiriendo que estas modalidades obstaculizan la capacidad de los
adolescentes para enfrentar y superar dificultades. El estilo autoritario, con
control rígido y poca expresión de afecto, puede limitar las habilidades
emocionales de los jóvenes. De manera similar, el estilo permisivo, con falta
de límites, puede generar adolescentes con dificultades para enfrentar desafíos
debido a la ausencia de estructuras claras y habilidades de autogestión. Ambos
enfoques dificultan el desarrollo de competencias emocionales y sociales
necesarias para afrontar la adversidad.
Además, los
resultados muestran que una proporción considerable de estudiantes tiene un
nivel medio de resiliencia, sugiriendo que, aunque muchos adolescentes tienen
herramientas para enfrentar desafíos, un grupo podría beneficiarse de
intervenciones adicionales para fortalecer su capacidad de recuperación,
especialmente en contextos socioeconómicos vulnerables como Llallagua, donde
factores externos pueden impactar negativamente en el bienestar emocional de
los adolescentes.
La correlación
significativa entre los estilos de crianza y los niveles de resiliencia
refuerza la necesidad de intervenir en las prácticas de crianza dentro del
contexto educativo y psicológico. Proporcionar a los padres recursos y
capacitación sobre estilos de crianza positivos podría mejorar la relación
familiar y contribuir al desarrollo integral de los adolescentes, promoviendo
su bienestar emocional y académico. Este enfoque también resalta la importancia
de crear programas que sensibilicen sobre el impacto de los estilos de crianza
en el desarrollo de habilidades clave para la resiliencia.
Por último, los
hallazgos de este estudio reafirman que la calidad del entorno familiar
desempeña un papel esencial en el desarrollo de la resiliencia en los
adolescentes. Los estilos de crianza autoritativos favorecen un ambiente de
apoyo emocional, crucial para el fortalecimiento de las capacidades de
adaptación y recuperación frente a las dificultades. Este estudio resalta la
necesidad de políticas y programas que promuevan la educación de los padres
sobre la importancia de un estilo de crianza equilibrado y saludable, orientado
a fortalecer las competencias resilientes en los adolescentes.
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