|
Criterio. Revista Multidisciplinaria
Volumen 5 | No. 8 | Abril - septiembre 2025 https:// revistacriterio.org ISSN: 3006-2586 / ISSN-L: 3006-2586 http://doi.org/10.62319/criterio.v.5i8.34 Páginas 44 – 56 |
Hacia una cultura de emprendimiento en la carrera licenciatura en
educación construcción
Entrepreneurship
culture in the Bachelor's degree in Education Construction
Adriana Hernández Cruz
adria.hernandezc@uo.edu.cu
https://orcid.org/0000-0001-7660-751x
Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba
Fernando Cardero Hodelin
fernando.cardero@uo.edu.cu
https://orcid.org/0000-0002-6562-9454
Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba
Lizette de la Concepción Pérez Martínez
lizette@uo.edu.cu
https://orcid.org/0000-0002-3613-2852
Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba
Osvaldo Pérez Bell
osvaldo.bell@occ.co.cu
https://orcid.org/0000-0002-4334-3738
Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba
Artículo recibido 18 de octubre de 2024 / Arbitrado 30 de octubre de
2024 / Aceptado 15 enero 2025 / Publicado 05 de abril de 2025
RESUMEN
La cultura
emprendedora es un concepto involucrado en la formación académica del
estudiante universitario. En carreras pedagógicas, su introducción ha ido con
lentitud, pero es un término importante para desarrollar habilidades en el
mercado laboral. Este artículo persiguió la elaboración de un modelo para la
formación del estudiante de la carrera Licenciatura en Educación Construcción,
sobre la base de una cultura emprendedora. Se optó por una revisión
bibliográfica y por el empleo de métodos como el analítico sintético e
inductivo deductivo para la sistematización de los conceptos. El método
holístico dialéctico permitió estructurar el modelo. Como resultado se tiene
que el estudio en torno al emprendimiento es mayormente económico y los modelos
actuales no enfatizan en el rol de la universidad como gestora de una cultura
emprendedora. Ante los retos que enfrenta la economía cubana, la formación
universitaria en relación con una cultura emprendedora, viabiliza el camino
hacia la creatividad.
Palabras
clave: Cultura; Emprendimiento; Cultura emprendedora; Carrera
ABSTRACT
Entrepreneurial culture is a concept involved
in the academic training of the university
student. In pedagogical careers, its introduction
has been slow but it is
an important term to develop
skills in the labor market. This article
pursued the development of a model for the
training of the student of the
Bachelor of Education career specializing in Construction, based on an
entrepreneurial culture. To
systematize the concepts, a bibliographic review and the use of methods such
as synthetic analytical and
inductive-deductive methods were
chosen. The holistic dialectical method allowed the model to
be structured. As a result,
the study of entrepreneurship is mostly economic
and current models do not emphasize the
role of the university as a manager of an entrepreneurial culture. Given the challenges
facing the Cuban economy, university training around an entrepreneurial
culture makes the path to creativity
viable.
Keywords: Culture; Entrepreneurship; Entrepreneurial
culture; Career
INTRODUCCIÓN
Al inicio del
siglo XXI, ha cambiado radicalmente la interpretación del fraseo “actitud
emprendedora”, que históricamente había estado centralizada en la instalación
de negocios por parte de personas que no contaban con empresas de mayor tamaño.
Hoy en día es considerado un mecanismo de vida que permite a las personas
crecer personal y profesionalmente. "El espíritu emprendedor está ligado a
aspectos intrínsecos de la persona como son la búsqueda de nuevos desafíos, la
autonomía que se da a sí mismo, su carácter innovador o su visión; y a aspectos
extrínsecos como el espacio de trabajo o la calidad administrativa del
entorno". La necesidad de formar a los nuevos profesores, a fin de que
empoderen a las nuevas generaciones con la llamada "Competencia
emprendimiento", ha instalado en la academia una acción pedagógica, que
dentro del contexto actual plantea otorgar espacios para que los futuros
profesores desarrollen una nueva mirada hacia sus prácticas donde la
enseñanza-aprendizaje del área se asemejen a la realidad ética y social en sus
múltiples dimensiones.
El estudio del
concepto emprendimiento tiene múltiples miradas. Varios autores como Azqueta (2017) Gutama y Jiménez
(2019), Ávila (2021), coinciden en reconocer que el concepto emprendimiento aún
está permeado de una visión económica y empresarial lo que ha reducido el
término a la generación de ganancias.
Investigadores como Khadija (2019) Herruzo et
al. (2019) Crecente et al. (2019) destacan la necesidad de incentivar una
educación emprendedora en la formación académica para hacer frente a las
turbulencias de la sociedad actual. De hecho, Herruzo
et al. (2019) manifiestan que “La falta de una cultura emprendedora es (…) uno
de los principales obstáculos para la creación de iniciativas emprendedoras e
innovadoras de un país” (p.13). En Cuba,
según la postura de Martínez y Echeverría (2021) sigue siendo un concepto poco
estudiado y se ha asociado al término trabajo por cuenta propia.
En este sentido,
el sector de la construcción en Cuba ha venido presentando cambios y
transformaciones en los últimos años. Con la actualización del modelo económico
y la introducción de nuevos actores el emprendimiento ha venido a convertirse
en una pieza clave para la articulación de este proceso pues al decir de Moreno
(2020) existe una tendencia clara a la descentralización de la economía.
La carrera
universitaria Licenciatura en Educación Construcción (LEC)
es la encargada en Cuba de la formación de docentes, que más tarde
incursionaran en la educación de los técnicos medios y obreros calificados de
la Familia Construcción (Hernández et al. 2019, p.26). En la formación
académica universitaria de estos profesionales no se ha tenido en cuenta la
introducción de conocimientos, habilidades, valores y capacidades relacionados
con el emprendimiento. Esto radica en que es un concepto nuevo y además se
considera competencia sólo de las especialidades afines a las ciencias
económicas. Esta postura es contraria al modelo cubano actual, el cual promueve
nuevos actores económicos de carácter privado que deben aportar al desarrollo
del país (Comité Central del Partido Comunista de Cuba [CCPCC],
2021).
La experiencia
de la labor docente ha permitido constatar que existe desconocimiento del tema
en los estudiantes de esta carrera y sobre todo no perciben la utilidad del
mismo para su inserción en la formación de los técnicos medios de la Familia
Construcción. Los docentes encargados de formar a los estudiantes de la
Educación Técnica y Profesional son los más necesitados de una formación
académica bajo una visión emprendedora, pues es una vía para enseñar a los
técnicos egresados a valorizar su título, siendo capaces de gestionar su propio
empleo y vender sus servicios en las diferentes "formas organizativas
estatales y no estatales” (CCPCC, junio de 2021,
p.81).
De ahí que la
problemática a tratar busque cómo desarrollar conocimientos, habilidades y
valores emprendedores en el estudiante universitario que se forma como
Licenciado en Educación Construcción. Se persigue como objetivo la elaboración
de un modelo para la formación del estudiante universitario de la carrera
Licenciatura en Educación Construcción sobre la base de una cultura
emprendedora.
MÉTODO
Para la
elaboración de este estudio, se empleó un enfoque cualitativo basado en el
análisis documental y la revisión de literatura especializada en cultura de
emprendimiento. Se consultaron fuentes académicas, informes institucionales y
estudios previos con el propósito de comprender los factores que influyen en el
desarrollo de una mentalidad emprendedora y su impacto en el ámbito
socioeconómico. El proceso de recopilación de información se llevó a cabo
mediante la selección de textos relevantes que abordaran el emprendimiento
desde diversas perspectivas, incluyendo aspectos educativos, sociales y
económicos. Se analizaron casos de éxito y modelos de fomento al emprendimiento
en distintos contextos, con el fin de identificar buenas prácticas y
estrategias efectivas.
Para el análisis
de los datos, se utilizó una metodología interpretativa que permitió extraer
patrones y tendencias comunes en los estudios revisados. Se establecieron
categorías de análisis que facilitaron la sistematización de la información,
permitiendo una comparación entre diferentes enfoques y experiencias en la
promoción de la cultura emprendedora. Finalmente, los hallazgos obtenidos
fueron organizados y estructurados de manera que permitieran responder a los
objetivos planteados en la investigación. La información recopilada sirvió como
base para la discusión y elaboración de propuestas que contribuyan al
fortalecimiento del emprendimiento en diversos entornos.
RESULTADOS
Aunque el
concepto emprendimiento es un término común en el área de los negocios y de las
ciencias económicas y empresariales, su origen se remonta a los siglos XVI y
XVII (Azqueta, 2017). No es común encontrar autores
como Borja et al. (2020) dispuestos a tratar el emprendimiento en la formación
académica.
Cuando se
investiga en sus orígenes hay una concordancia entre los investigadores Hidalgo
(2014), Alzate (2017), Azqueta
(2017), Gutama y Jiménez (2019), Ávila (2021) así
como Timarán et al. (2022), los cuales coinciden en que este término proviene
del vocablo francés “entrepreneur” y se refiere a
pionero. Una etapa importante de su evolución es durante el siglo XVIII cuando
Richard Cantillón según Gutama
y Jiménez (2019), Borja et al. (2020) definen el término como la capacidad de
una persona de asumir riesgos frente a lo desconocido, generando riqueza y
producción, dándole así un significado puramente comercial.
Más adelante y
durante la época clásica se destacan dos personalidades Jean Baptiste Say (1767-1832) y Jhon Stuart Mill (1806-1873) según los trabajos de Azqueta (2017), Gutama y Jiménez
(2019). El primero relaciona el concepto con la teoría del emprendimiento
mientras que Stuart Mill pone el énfasis en que el precio de un bien se define
por la escasez y no por la utilidad constituyéndose en el primer teórico del
utilitarismo.
Durante la
escuela neoclásica Alfred Marshall (1842-1924) continuador de las ideas de Say lleva el término a una definición puramente económica
restándole valor desde el punto de vista antropológico (Azqueta,
2017).
Una figura
importante es Shumpeter, el cual, según, Murgueitio et al. (2021) define al emprendedor como un
innovador que hace a un lado la manera común de realizar las cosas, es una
persona especial con capacidad de líder. Ludwing Von Mises destacó la capacidad creativa que debe acompañar
a un emprendedor, por tanto y según este autor no puede ser formado pues es una
cualidad innata del mismo.
En esta misma
línea de análisis Hamilton y Harper (1994) y Van Pragg
(1999) argumentan que un emprendedor posee la capacidad de asumir riesgos en
las condiciones de incertidumbre. Mientras tanto Peter Drucker, creador del Managment, considera que un emprendimiento no es cualquier
negocio pequeño, un emprendedor tiene que alcanzar un pensamiento visionario.
Aunque el
término se ha caracterizado por un reduccionismo economicista que considera a
un emprendedor como un obsesionado por el crecimiento económico y por la
búsqueda de oportunidades de negocio hay autores como Solórzano y Verduga
(2021) que lo relacionan con el desarrollo social de una comunidad, y otros
como Alzate (2017) que lo considera un estilo de
vida.
Durante el siglo
XXI se puede confirmar la existencia de varios investigadores como Hidalgo
(2014), Hernández y Arano (2015), Azqueta (2017), Gutama y Jiménez (2019) Timarán et al. (2022), que han
acuñado el término no solo desde una mirada económica sino antropológica,
social, política y académica considerando la cultura del emprendimiento como un
punto de partida para la formación eficaz de personas emprendedoras.
Se puede
aseverar teniendo en cuenta las aportaciones de los diferentes investigadores
que el verdadero emprendimiento no se puede quedar en el beneficio personal e
individual, sino que debe trascender a la sociedad. Es un proceso donde debe
prevalecer en primer lugar el hombre y no el dinero. Un auténtico emprendedor
no puede aprovecharse de las necesidades sociales y obtener cuantiosas
ganancias a partir de la escasez, sino que debe ser un innovador capaz de dar
respuesta a dichas necesidades.
El emprendedor
no es un tipo de persona que ha nacido con talentos especiales, sino que es un
individuo que porta habilidades, conocimientos, normas, valores para llevar a
cabo ideas sin miedo al fracaso y con mucho optimismo. Se puede formar
académicamente y no es algo exclusivo para individuos considerados de élite. Su
éxito depende de cuán preparado y motivado se esté para generar una idea de
negocio, asumir riesgo y descubrir oportunidades allí donde las personas sólo
ven problemas.
El emprendedor
busca beneficios económicos, pero también su esfuerzo puede ir tras beneficios
sociales, humanistas y medioambientales, de ahí que no debe ser objeto de
estudio solo de carreras del área económica. En este sentido apropiarse de una
cultura emprendedora es un elemento clave para iniciarse en el mundo de la
creación de empresas, pues es una manera de apoyar al país en el crecimiento
económico, la generación de empleos y la innovación.
Cuba, país
económicamente bloqueado por más de 60 años ha apostado, por el aumento de la
productividad y el crecimiento económico como solución a las carencias. Es allí
donde la creación de las micro, pequeñas y medianas empresas entran a jugar un
papel fundamental.
En relación con
el concepto emprendimiento investigadores como Hidalgo (2014), Hernández y
Arano (2015), Alzate (2017), Gutama
y Jiménez (2019), Borja et al., (2020), Solórzano y Verduga (2021), Martínez y
Echeverría (2021) entre otros, lo han definido como la acción de acometer una tarea asumiendo riesgos, es una
idea, una nueva actividad, forma de pensar, razonar y actuar, es crecimiento
económico, motor impulsor de la economía, estilo de vida y una salida a toda
persona que no desea depender financieramente de una organización. Sólo que,
cualquier negocio no puede ser considerado un emprendimiento y para viabilizar
su éxito es necesario contar con una preparación sustentada en una cultura
emprendedora o emprendedurismo (Hernández y Arano,
2015).
La cultura
emprendedora ha sido introducida fundamentalmente en los currículos de las
universidades. Al derivarse de un concepto con un origen puramente económico se
tuvo en cuenta sólo en carreras afines a esta ciencia, pero luego la
experiencia de los últimos años ha demostrado que es necesario contar con esta
cultura para enfrentar los desafíos de cualquier país.
Por cultura
económica o emprendedurismo se entiende al conjunto
de normas, valores, capacidades y formas de pensar que caracterizan el
comportamiento de una persona que se dedica a la creación de empresas. Es una
estrategia primordial en el sector económico según Gutama
y Jiménez (2019). La cultura emprendedora “…está ligada con la innovación por
lo que conlleva a crear o transformar un producto o servicio en algo más
atractivo…” (Hernández y Arano, 2015, p.31).
Existen
respuestas en cuanto a la formación de una cultura económica que en el orden de
la ciencia sirve para despejar el camino y permitir su introducción. No
obstante, aún continúan siendo insuficientes y esto se demuestra en el hecho de
que la concepción teórica que existe en torno a la cultura económica no logra
orientar su instrumentación práctica con suficiente claridad.
Por supuesto
cada enseñanza, institución o nivel educativo posee singularidades específicas
que exigirían sus propias condiciones para la formación académica de la cultura
emprendedora, pero aun su basamento teórico resulta débil, escaso e incipiente
para reconocer sus principales aspectos, fundamentos, categorías y sus
relaciones de manera que no se quede sólo en la enseñanza, sino que se
compruebe de forma práctica. Las exigencias del mundo productivo a nivel
mundial han sido afectadas por las tecnologías a tal punto que ha sido difícil
adaptarse a la rapidez de su evolución. Han surgido nuevas formas de hacer y de
relacionarse lo que exige a los egresados de cualquier carrera o especialidad
obtener un dominio integral de su área ocupacional.
En el caso
cubano, la formación académica de una cultura emprendedora en las actuales
condiciones, constituye un paso de avance por cuanto le permite al estudiante
adquirir conocimientos, habilidades, capacidades y desarrollar una mente
emprendedora, útil para adaptarse rápido a situaciones críticas e innovar en
momentos de mayor incertidumbre. De ahí que se considere necesario fomentar una
formación del estudiante de la carrera Licenciatura en Educación Construcción,
sobre la base de una cultura emprendedora.
En esta línea de
ideas, se confirma que para lograr una formación basado en una cultura
emprendedora es necesario atemperarlo a las condiciones de cada nación. Para
ello se realiza una construcción epistemológica expresada en un modelo sobre la
base de la Teoría Holística Configuracional de los procesos sociales a través
del método holístico dialéctico de Fuentes et al., (2011).
Esta
fundamentación, sustentada en la postura teórica de Fuentes et al., (2011)
devino marco teórico para la comprensión e interpretación de una lógica
integradora. Desde su concepción se expresan configuraciones, dimensiones y las
relaciones dialécticas que se suscitan entre ellas. Este modelo está conformado
por dos dimensiones: Dimensión de cultura emprendedora y Dimensión de
empoderamiento interventivo emprendedor.
La Dimensión de
cultura emprendedora es cualidad resultante de las relaciones existentes entre
sus configuraciones. Su movimiento se inicia a partir de la relación dialéctica
que se establece entre la Apropiación de conocimientos y habilidades emprendedoras
y la Aprehensión de valores basados en el emprendimiento. Esta configuración es
quien inicia el movimiento en dicho constructo teórico y se refiere a la
enseñanza y aprendizaje de conceptos y habilidades relacionados con las
ciencias empresariales, necesarias para entender el proceso de emprendimiento.
Como parte de la cultura emprendedora el estudiante debe apropiarse de una base
conceptual donde la innovación, la búsqueda de oportunidades, la asunción de
riesgos, el estudio del mercado se convierta en conocimientos que formen una
personalidad que le permita descubrir, investigar y explorar en una localidad o
territorio previamente identificado.
La personalidad
de un emprendedor debe estar sobre la base de conocimientos, habilidades, pero
también de valores, actitudes, comportamientos y sentido de liderazgo. El
emprendedor debe ser arrojado, pero también cauto para vislumbrar aquellas
oportunidades donde aparentemente solo existen problemas. Debe desarrollar
habilidades de negociación, de planificación y dirección.
De ahí que la
aprehensión de valores basados en el emprendimiento tenga relación dialéctica
con la apropiación de conocimientos, pues en la misma medida en que transcurre
el ejercicio de aprendizaje, el estudiante aprende conceptos, pero también
adquiere valores propios de esta cultura. Son pares dialécticos, mutuamente
condicionados, pues uno condiciona la aparición del otro, aunque sean procesos
independientes. Lo cierto es que un emprendedor debe tener un pensamiento
crítico, resiliente, valiente, ético, honesto.
Ambas
configuraciones se sintetizan en la sistematización de la cultura de
emprendimiento. Que no es más que el proceso de transmitir a fondo el sistema
de conocimientos que constituyen esta cultura: sus normas, sus maneras de hacer
y las experiencias que se tienen en este sentido. La intención es lograr una
personalidad que guíe un comportamiento emprendedor. Lo que se busca es una
persona apasionada con la idea de gestionarse sus propios proyectos. Que sea
buen comunicador, aprenda a trabajar en equipo, sea empático, asertivo, pero
sobre todas las cosas motivado con la idea de generar su propio empleo e
incidir favorablemente en la sociedad.
La Dimensión de
cultura emprendedora emerge entonces como cualidad de orden superior del
proceso de relaciones entre la Apropiación de conocimientos y habilidades
emprendedoras y la Aprehensión de valores basados en el emprendimiento (Ver
figura 1).
Figura
1. Dimensión de cultura emprendedora
La relación
dialéctica entre ambas configuraciones permite la sistematización de una
cultura emprendedora con lo que se logra fomentar un comportamiento emprendedor
en el estudiante. La apropiación de una cultura emprendedora debe servir para
la solución de las peculiaridades del contexto donde se han identificado
problemas previamente.
Una vez que el
estudiante ha logrado apropiarse de algunas características de una personalidad
emprendedora esto lo va a impulsar a llevar adelante sus propios proyectos. Es
en este momento donde el proceso de formación debe continuar con precisión y
crear las posibilidades de aplicar lo que han aprendido, aunque sea sobre la
base de condiciones modeladas de la realidad. Es entonces donde emerge la
Dimensión empoderamiento interventivo emprendedor
(Ver figura 2).
Figura
2. Dimensión empoderamiento interventivo
emprendedor
Esta dimensión
emerge como cualidad resultante de las relaciones entre sus configuraciones. En
ella se parte de la relación dialéctica que existe entre la determinación de
necesidades locales y la identificación de recursos de una zona. En esta
relación ambas configuraciones se complementan siendo el desarrollo de un
comportamiento emprendedor el camino a seguir para alcanzar una Actuación
emprendedora.
En este
constructo teórico la determinación de las necesidades locales es un proceso a
través del cual el estudiante una vez que se ha apropiado de una cultura
emprendedora, busca la manera de responder a las demandas de una localidad.
Esto le permite conocer mejor la sociedad, sus intereses y problemas e innovar
en función de resolverlos.
Todo sitio o
localidad posee sus propios recursos o fortalezas los cuales se convierten en
potencialidades. De ahí que la identificación de los recursos locales tenga
relación dialéctica con la identificación de sus necesidades. En la misma
medida en que se investigan las necesidades de una localidad emanan los
recursos que pueden existir y que pueden ser aprovechados por el emprendedor.
La calidad de vida de la población es la intención final que se busca con una
actuación emprendedora. Es una forma de superar los obstáculos y dificultades
por medio de la utilización de recursos endógenos.
La Dimensión
empoderamiento interventivo emprendedor emerge como
cualidad de orden superior de la relación entre sus configuraciones y se
refiere a la capacidad que adquiere el estudiante para, a partir de la
apropiación de una cultura emprendedora, gestionar el desarrollo de una
localidad al identificar sus necesidades y utilizar los recursos endógenos que
existan en su solución mediante una actuación emprendedora, objetiva y
pertinente, con el único fin de mejorar la calidad de vida de la población
contribuyendo de esta forma con los esfuerzos que realiza el estado.
Para lograrlo se
necesita introducir acciones académicas en la educación de los estudiantes
sobre la base de una cultura emprendedora, lo cual se constituye en la
regularidad esencial. La regularidad esencial es el logro e introducción en el
currículo de una formación profesional sobre la base de una cultura
emprendedora lo cual propicia la adquisición de conocimientos, valores y
capacidades, permitiendo una intervención emprendedora para, a partir de la
investigación de necesidades y recursos locales, lograr la creación de negocios
y empresas que contribuyan con la generación de empleo, el crecimiento
económico y el tratamiento a las carencias sociales de una localidad
determinada. Todo lo cual se constituye en un Modelo para la formación sobre la
base de una cultura emprendedora (Ver figura 3).
Figura
3. Modelo para la formación sobre la base de una
cultura emprendedora
El presente
modelo se define como el diseño y puesta en marcha del proceso formativo del
estudiante de la carrera LEC atemperado al desarrollo
de una cultura emprendedora que ayuda a generar estudiantes más independientes,
creativos, empoderados y emprendedores de sus propios proyectos incidiendo en
las necesidades sociales de una localidad.
DISCUSIÓN
El
emprendimiento es un concepto muy empleado que continúa su período de evolución
pues ha pasado de ser un término puramente económico, a ser estudiado bajo la
óptica de otras ciencias como la antropología, la sociología y la pedagogía. Su
utilización ha formado parte de discursos políticos y sociales y en menor
medida ha sido estudiado desde lo académico. Sin embargo, desde esta arista tan
importante no logra alcanzar un basamento teórico suficiente para su
utilización práctica.
Existen varias
vertientes en la concepción de modelos de emprendimiento. Algunos
investigadores han aportado modelos que van desde el estudio del espíritu
emprendedor de una persona, el rol del estado en estrecha integración con las
universidades y las empresas, hasta modelos destinados a desarrollar
habilidades teóricas y prácticas para el desarrollo de nuevos emprendimientos.
Al respecto se
destacan las reflexiones y aportaciones críticas de Lascano et al. (2017),
Cervantes y Hernández (2021) y los argumentos dados por Lechuga (2019) en su
tesis doctoral. Esta gran variedad de modelos coincide en impulsar al
estudiante a convertirse en una persona auto-independiente
el cual debe resultar motivado para transitar sobre un plan, gestado con
antelación, que los prepare, desarrolle y consolide con aquellas competencias
emprendedoras necesarias que les serán útiles en su vida diaria. Este proceso
debe estar sobre la base de la unidad entre la universidad, gestora del
conocimiento, las empresas y el gobierno, como entidades capaces de crear
políticas públicas eliminando barreras institucionales.
Con estas ideas
se coincide plenamente, aunque en el esquema de estas triples alianzas, la
universidad debe asumir el importante rol de ser la antesala para generar un
pensamiento emprendedor, establecer procesos de comunicación, formar líderes y
planear estratégicamente la implementación de emprendimientos donde mayor sean
las necesidades.
En cada caso se
han implementado modelos para formar estudiantes universitarios capaces de
emprender sus propios negocios, pero no siempre se describe el camino académico
a seguir para lograrlo. Lo cierto es que para alcanzar tal fin se necesita de
una transformación curricular y teórica que a veces queda mayormente en la
aspiración sin llegar nunca a la concreción, lo que dificulta su aplicación en
la práctica pedagógica.
El
emprendimiento no se valora como cultura útil y necesaria, que una vez
apropiada por el estudiante universitario lo conlleva a hacer frente a los
cambios, a hacer realidad las ideas, a hacer uso de la innovación y la
creatividad para aprovechar las oportunidades previamente identificadas.
No debe
enseñarse exclusivamente desde una ciencia, sea el estudiante del perfil
pedagógico, ingenieril o económico, lo que se busca con la cultura emprendedora
es que el universitario aprenda a dar respuesta a las necesidades del entorno y
dé solución a los problemas sociales de la comunidad. Aunque actualmente se
asientan las bases para ello, pues la universidad cubana actual, comienza a
transitar de lo clásico y tradicional a tener un papel social, empresarial y
emprendedor.
Los nuevos
actores económicos en Cuba exponen un modelo de soberanía y prosperidad
económica como respuesta ante los avatares del bloqueo y aunque son generadores
de empleos, lo cual tiene un fuerte impacto social, la gran mayoría no tienen
acciones en el desarrollo comunitario. Centran su éxito más en lo monetario, que por supuesto es necesario para mantener su gestión, sin embargo podrían hacer mucho más en la solución a los
problemas de las comunidades, lo cual también puede ser una vía generadora de
ingresos económicos. Solo que para lograr este objetivo se necesita de
conocimientos, valores, ingenio, creatividad, innovación y apoyo financiero.
CONCLUSIONES
La introducción
de nuevos actores económicos al sector de la construcción en la nación cubana
está obligando a cambiar la vieja mentalidad de que el estado es el único
responsable de la creación de puestos laborales. El emprendimiento ha venido a
mostrar una alternativa para la generación de empleo y crecimiento económico.
Sólo que para iniciarse en el mundo del emprendimiento es necesario contar con
una preparación académica que posibilite la adquisición de los conocimientos y
habilidades necesarias.
La no
introducción de la cultura económica en el currículo del estudiante
universitario, los cambios en el proceso productivo y la necesidad de lograr un
recurso humano competitivo en el mundo del trabajo hacen que la innovación
académica propicie modelos, estrategias y programas para ponerse al corriente
de los nuevos tiempos. Una enseñanza sobre la base de la formación de una
cultura emprendedora contribuye a lograr profesionales más creativos, líderes,
sin miedo al cambio ni al fracaso, que estudien su entorno local y que pongan
sus conocimientos en función de aliviar las demandas sociales.
REFERENCIAS
Alzate, A. F. (2017). Emprendimiento. Fundación Universitaria del Área Andina.
Bogotá D.C.
https://digitk.areandina.edu.co/bitstream/handle/areandina/1207/Emprendimiento.pdf?sequence=1
Ávila Angulo, E.
(2021). La evolución del concepto emprendimiento y su relación con la
innovación y el conocimiento. Revista Investigación y Negocios, 14 (23) 32-48.
Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Bolivia.
http://www.scielo.org.bo/pdf/riyn/v14n23/2521-2737-riyn-14-23-32.pdf
Azqueta, D. A. (2017). El concepto de emprendedor: origen, evolución e
introducción. En Simposio Internacional El Desafío de Emprender en la Escuela
del Siglo XXI (21-39), Sevilla, España: Universidad de Sevilla.
https://n9.cl/u0bn
Borja, A.H., Carvajal, H. R. y Vite, H. A (2020). Modelo de
emprendimiento y análisis de los factores determinantes para su sostenibilidad.
Revista Espacios, 41 (24) 183-196
https://www.revistaespacios.com/a20v41n24/a20v41n24p15.pdf
Cervantes-González,
E., & Hernández López, M. S. (2021). Modelo de emprendimiento para
estudiantes universitarios: A través de una revisión documental. SOCIAL REVIEW. International Social Sciences
Review Revista Internacional de Ciencias Sociales,
10(2) 179–208. https://doi.org/10.37467/gka-revsocial.v10.2782
Comité Central
del Partido Comunista de Cuba (junio de 2021). Conceptualización del modelo
económico y social cubano de desarrollo socialista lineamientos de la política
económica y social del Partido y la revolución para el período 2021-2026 p.
3-83. https://n9.cl/e67p0
Crecente Romero,
F., Blanco, C. y Garrido Yserte, R. (2019).
Percepción de las habilidades emprendedoras entre los alumnos universitarios:
diferencias por ramas de conocimiento. En E. Herruzo,
B. Hernández, G. Cardella y J. C. Sánchez García.
(Eds.). Emprendimiento e innovación: Oportunidades para todos. (1-920).
Editorial Dykinson. Madrid.
https://www.gemconsortium.org/images/media/2019-libro-emprendimiento-e-innovacion-1582231052.pdf
Fuentes, H.,
Montoya, J. & Fuentes, L. (2011). La formación en la Educación Superior
desde lo holístico, complejo y dialéctico de la construcción del conocimiento
científico. Santiago de Cuba: Universidad de Oriente.
Gutama, M. G. y Jiménez, P. S. (2019. El emprendimiento y su evolución como
una alternativa laboral en el contexto latinoamericano: una revisión de
literatura. [Tesis de pregrado] https://n9.cl/zftfjv
Hernández Cruz,
A., Cardero Hodelin, F. y Pérez Martínez, L. C.
(2019). La formación profesional del licenciado en educación construcción:
retos y perspectivas. Educación y Sociedad, 17(3), 16-30.
https://revistas.unica.cu
Hernández
Rodríguez, C. y Arano Chávez, R. M. (2015). El desarrollo de la cultura
emprendedora en estudiantes universitarios para el fortalecimiento de la visión
empresarial https://www.uv.mx/iiesca/files/2012/10/04CA201501.pdf
Herruzo Gómez, E., Hernández Sánchez, B. R., Cardella,
G. M. y Sánchez García, J.C. (2019). Emprendimiento e innovación: Oportunidades
para todos. Editorial Dykinson. Madrid.
https://www.gemconsortium.org/images/media/2019-libro-emprendimiento-e-innovacion-1582231052.pdf
Hidalgo Proaño, L.F. (2014). La cultura del emprendimiento y su formación.
Alternativas, 15(1), 46-50.
https://editorial.ucsg.edu.ec/alternativas/alternativas/article/view/8
Hidalgo, L. F.
(2015). La cultura del emprendimiento y su formación Estudios del Desarrollo
Social: Cuba y América Latina, 3 (2) 1-8. Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales. Miramar, Cuba https://www.redalyc.org/pdf/5523/552357189003.pdf
Khadija, C.
(2019). Educación emprendedora en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas. En
E. Herruzo, B. Hernández, G. Cardella
y J. C. Sánchez García. (Eds.). Emprendimiento e innovación: Oportunidades para
todos. (1-920). Editorial Dykinson. Madrid.
https://www.gemconsortium.org/images/media/2019-libro-emprendimiento-e-innovacion-1582231052.pdf
Lascano Pérez,
L. F., Lascano Pérez, M. J., & Santiago Chávez, N. I. (2017). El modelo de
emprendimiento universitario y el entorno empresarial en la zona tres de la
República del Ecuador. Revista Publicando, 4(12 (1), 703-727.
https://revistapublicando.org/revista/index.php/crv/article/view/741
Lechuga, M.
R. (2019). Modelo de emprendimiento
universitario e impacto socioeconómico. (Tesis para obtener el grado de Doctor
en Gestión de las Organizaciones). Universidad de Juárez del Estado de Durango.
http://repositorio.ujed.mx/jspui/handle/123456789/109
Martínez Gil,
L., y Echeverría Hernández, E. (2021). Análisis de las condiciones nacionales
para el desarrollo del emprendimiento en Cuba. Revista Universidad y Sociedad,
13(4), 536-547. https://rus.ucf.edu.cu/index.php/rus/article/view/2201/2175
Maturana
Caballero, D. A. (2021). Análisis de la cultura del emprendimiento y el
emprendedor en la comuna de Rancagua. [Tesis para optar al grado de Magister en
Antropología Sociocultural]. Santiago de Chile.
https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/188245/An%C3%A1lisis-de-la-cultura-del-emprendimiento.pdf?sequence=1
Moreno, C. M.
(2020). La nueva Constitución económica. Repercusión en el actual ordenamiento
jurídico cubano. Universidad de La Habana, (289), 44-70.
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0253-92762020000100044&lng=es&tlng=es
Murgueitio, M., Burbano Vallejo, E. L. y Moreno, E. (2021). Emprendimiento y
Desarrollo Local. Responsibility and Sustainability, 6(1), p. 41-56.
https://responsibility-sustainability.org/index.php/R-S/article/view/91
Solórzano, M. A.
y Verduga, A. M. (2021). El emprendimiento y su relación con el desarrollo
local de la parroquia Bachillero, Cantón Tosagua, provincia de Manabí. Revista
Polo del Conocimiento, 6 (11) p. 170-196.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/8219410.pdf
Timarán, A.,
Ortega, R. y Ascuntar, M. (2022). El emprendimiento
cultural y su relación con los nuevos escenarios económicos y sociales.
Tendencias, 23(2), 220- 245. https://doi.org/10.22267/rtend.222302.207